MVZ Ulises Ismael Domínguez Pulido
UAM, Xochimilco.
Gerente: “CalfTeam de México”.
Soluciones en Crianza.
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INTRODUCCIÓN
Dentro de las explotaciones de bovino de leche, carne, doble propósito u otro fin zootécnico en donde la crianza se realiza de forma intensiva ya sea artificial o en forma natural debemos estar preparados a las posibles enfermedades.
Es bien sabido que las pérdidas por enfermedad y muertes en becerras son considerables, asimismo se debe tomar en cuenta que ha aumentado el valor de las terneras por haber invertido inicialmente en el potencial genético, es decir, cuando decidimos qué toro usar para servir a la madre ya sea por monta directa, inseminación artificial, semen sexado, transferencia de embriones y ahora la tan mencionada era genómica también muchas investigaciones sugieren que las enfermedades antes del destete merman la detonación del potencial genético predeterminado que tiene esta becerra y por lo tanto disminuye la producción de leche en la primera lactancia.
El manejo adecuado durante el período neonatal puede reducir marcadamente la morbilidad y mortalidad, caso contrario conducirá a las pérdidas económicas a partir de un incremento en el costo del veterinario, farmacéuticos, desechos por muerte o pobre desarrollo, así como un gasto en horas hombre al dedicar tiempo a la atención y cuidados de la ternera.
En general se debe buscar los factores que influyen sobre la resistencia a las enfermedades para favorecer el éxito en la crianza. Ahora bien, las becerras nacen sin inmunoglobulinas, por lo tanto, dependen de recibir calostro para obtener protección contra las infecciones y enfermedades. La forma más sencilla, menos costosa de asegurar la sobrevivencia y desarrollo de la recién nacida es proporcionándole la cantidad y calidad de calostro en la primera hora de vida, así como fortalecer la concentración de inmunoglobulinas específicas del calostro a ofrecer; siendo necesaria una segunda toma a las ocho horas de haber ofrecido la primera.
Las becerras nacen con un potencial genético predeterminado, lo cual puede ser afectado permanentemente por las decisiones de manejo implementadas a lo largo del período de crianza y por los factores ambientales.
El manejo adecuado de los animales jóvenes, particularmente durante el período neonatal puede reducir marcadamente la morbilidad y la mortalidad.
Además un mal protocolo de atención a la recién nacida reduce la productividad de por vida cuando ésta pasa a ser un reemplazo en estado productivo y reproductivo como individuo, por lo tanto afectando el hato.
El factor esencial en la sobrevivencia como garantía de sobrevivencia de la becerra es el calostro. Ya que proporciona una protección contra las enfermedades especificas de cada hato, y una nutrición de alto nivel. Es de vital importancia que prevalezca un manejo intensivo durante su primera hora de vida, para asegurar su futuro y estadía rentable en la crianza.
Cuando se superan las enfermedades que impiden la reproducción del ganado lechero y nace una becerra, el siguiente reto es conseguir que esa becerra llegue a la edad adulta, sana y con las posibilidades de manifestar su potencial genético.
En la mayoría de los establos lecheros la diarrea es la principal causa de desecho de terneras en los primeros siete a quince días de vida, por una inadecuada alimentación e impropio manejo del calostro para ser ofrecido a la becerra por parte del capital humano, es decir, el personal encargado de esta función.
ETIOLOGÍA Y SIGNOS CLÍNICOS
La diarrea no es una enfermedad en sí misma, sino más bien el resultado de la alteración de la homeostasis intestinal en la cual se ve afectada la digestión y absorción de nutrientes, electrolitos y agua. Se caracteriza por una descarga frecuente y anormal de heces en cuya fisiopatología están involucrados cuatro mecanismos: alta motilidad, exceso de permeabilidad, hipersecreción y mala absorción. Cualquiera de estos cuatro mecanismos es suficiente para alterar la homeostasis intestinal y provocar diarrea, pero en la mayoría de los casos se ven involucrados más de uno. La diarrea neonatal produce la muerte de muchas becerras, genera gastos por tratamiento y las becerras que sobreviven a un mal tratamiento o atención oportuna presentan retraso en el crecimiento y bajo desempeño productivo; no así las que se diagnostican y atienden en la fase temprana.
Acelera también la eliminación de inmunoglobulinas, lo cual predispone al desarrollo de neumonía. Las causas de diarrea pueden ser infecciosas y/o contagiosas (virus y bacterias), parasitarias (protozoarios), tóxicas (fármacos u otros químicos) nutricionales o congénitas (errores del metabolismo y desórdenes inmunológicos).
Los microorganismos que comúnmente se relacionan con el Síndrome Diarreico Neonatal Bovino son:
Rotavirus: Es frecuente durante los primeros 6 días, después de la ingestión de materiales contaminados con heces y tiene un periodo de incubación de 12 a 36 horas. Produce diarrea acuosa de color amarillo, verdeo café, que puede durar desde 1 a 2 días en infecciones simples o hasta 6 días cuando se complica con otros microorganismos. Se disemina rápidamente a otros animales susceptibles. La morbilidad puede ser del 90% y la mortalidad del 5% en ausencia de infecciones secundarias. Puede ser alta cuando se complica con cepas entero toxigénicas de Escherichia coli.
Coronavirus: Es común en animales de 7 a 10 días de edad. El periodo de incubación es de 36-60 horas. Los neonatos afectados muestran ligera depresión y diarrea amarillenta con moco y coágulos de leche no digerida.
Después de 2 a 4 días, los becerros se ven deprimidos, débiles, demacrados y eventualmente mueren. La infección se disemina rápidamente a otras becerras susceptibles. La morbilidad puede ser del 90% y mortalidad del 30% aun en ausencia de infecciones secundarias.
La infección por E. coli o colibacilosis enterotoxigénica, inicia cuando los filamentos (K99) que se encuentran en la pared celular se adhieren a la superficie de las células de la mucosa intestinal. Las cepas más patógenas de E. coli contienen este antígeno K99. Una vez adheridos a la superficie intestinal, E. coli libera toxinas, que alteran la permeabilidad de las células de las vellosidades intestinales y provocan el paso de líquidos y electrolitos del epitelio hacia el lumen intestinal. Al principio puede observarse diarrea amarillenta o blanquecina, luego diarrea acuosa. La pérdida de bicarbonato y fluidos provoca deshidratación y acidosis en la sangre y tejidos, la cual es agravada por vómito. La acidosis puede ser tan severa que produce falla renal y muerte.
ULCERA DE ABOMASO, POR C. PERFRINGES.
Costridium perfringens tipo C, produce entero toxemia en becerras recién nacidas como resultado de la liberación de toxinas alfa y beta, que causan hemolisis y necrosis respectivamente en la mucosa intestinal. Los signos clínicos son diarrea hemorrágica, cólico, depresión y muerte súbita. En los casos altamente agudos no se observa diarrea. En el examen post mortem el intestino delgado está hemorrágico y con severa necrosis de la mucosa. La morbilidad es baja, pero la mortalidad es alta. La sobrealimentación de las becerras puede ser un factor predisponente.
La salmonelosis en las becerras recién nacidas es causada por las cepas: S. typhimurium y S. dublin. Las becerras se infectan por la vía fecal- oral.
Después de la ingestión la bacteria coloniza la mucosa del íleon terminal y el colon, luego penetra el tracto intestinal a través de las placas de Peyer, se replica en los macrófagos dentro de los nódulos linfáticos locales, para luego alcanzar los nódulos linfáticos mesentéricos regionales y de ahí a la circulación sanguínea causando bacteriemia. Si la bacteria no es controlada por el huésped puede infectar otros órganos viscerales.
DIARREA POR ROTAVIRUS.
Las infecciones por Cryptosporidium spp son comunes en el primer mes de edad y con mayor frecuencia durante la primera semana de vida. Los animales mayores pueden infectarse pero no desarrollan diarrea. Las becerras se contagian al ingerir materiales contaminados con heces que contienen oocistos esporulados. La diarrea ocasionada por estos microorganismos es temporal y no es letal mientras no se complique con otros microorganismos. Inicia 2 a 7 días después de la ingestión de los oocistos y puede continuar por 1 ó 2 semanas.
Los signos clínicos incluyen diarrea, tenesmo, anorexia, pérdida de peso y depresión. Las heces son amarillo cremosas, similares a las observadas en diarreas virales. La morbilidad puede ser muy alta pero la mortalidad es baja.
La coccidiosis es otra causa de diarrea en becerras. Las coccidias más comunes son Eimeria bovis y Eimeria zuernii. La enfermedad se transmite a través de la ingestión de agua, alimentos contaminados y por la falta de higiene del personal.
Los signos clínicos aparecen 2 semanas después de la ingestión de materiales contaminados con oocistos. Los primeros signos son heces líquidas, mezcladas con moco y pequeñas cantidades de sangre, que pueden aumentar con el curso de la enfermedad. Prácticamente todas las becerras experimentan un cierto grado de infección por coccidias durante el primer año de vida. Esto puede llegar a agravarse cuando el nivel de inmunidad baja por causa del estrés, la sobrepoblación y las condiciones higiénicas deficientes. Cuando el nivel de infección es alto, las coccidias destruyen una gran cantidad de enterocitos, lo cual provoca una pérdida acelerada de sangre, agua y electrolitos que puede ser mayor al 12% del total del agua corporal. La muerte sobreviene como resultado de la anemia, deshidratación, acidosis metabólica y shock.
DIAGNÓSTICOS MÁS COMUNES PARA LAS DIARREAS
El examen físico del neonato es el primer paso para establecer sus necesidades terapéuticas. Al inicio de la diarrea, la condición física debe ser buena, una condición física pobre es reflejo de un problema crónico, o bien de un programa de alimentación deficiente.
Es importante aclarar que no existe diarrea indiferenciada; todas tienen un agente causal y es de suma importancia que se identifique, no hay malos médicos veterinarios o técnicos, sino mal diagnóstico y por lo tanto mal tratamiento.
La incidencia de los diversos agentes etiológicos varía con la edad de la ternera; posiblemente esto no permite realizar un diagnóstico de campo acertado con sólo observar los signos clínicos; sin embargo, los agentes etiológicos presentan diversas manifestaciones que ayudan a diagnosticar la presencia de uno u otro en forma tentativa, todo depende de la experiencia del médico o técnico encargado de la crianza.
MUESTRA FECAL INFECTADA POR COCCIDIA.
Es obligatorio diagnosticar la causa de la diarrea en las terneras para definir el tratamiento adecuado y saber si el tratamiento con antibióticos es imperioso. Si la diarrea se transforma en un suceso frecuente, se deben hacer exámenes apoyados en laboratorio para diagnosticar la causa de la diarrea en la ternera. Sabiendo la causa de la infección entérica, se puede determinar si el uso de fármacos es conveniente y determinar, en conjunto con el veterinario, una buena estrategia de prevención.
Dentro del manejo de los animales en la crianza, se deben identificar los factores de riesgo y reducir la exposición de las terneras a agentes infecciosos.
No se deben utilizar para las terneras los corrales que otros bovinos adultos u enfermos han usado. Se debe también aumentar la resistencia específica antes del parto mediante el desafío con biológicos (bacterinas y vacunas), vitaminas y agentes estimulantes de la inmunidad en las hembras gestantes. Esta práctica no protege contra todos los agentes causales pero reduce la incidencia cuando se asocia a otras prácticas apropiadas, es muy importante que se determine contra qué se debe inmunizar; ya que la experiencia indica conocer qué tipo de patógenos se encuentran en cada explotación para así desafiar contra éstos.
Como manejo específico de las terneras enfermas, no solamente de diarrea, éstas se deben separar de las sanas, para su tratamiento y recuperación, y evitar así la diseminación de la enfermedad; se deben llevar a un aislamiento bajo techo para darles protección de las condiciones del tiempo (sol, frío, lluvia, vientos), se les debe suministrar agua constante, limpia y de buena calidad, procurar colocarles cobertores o mantas y evitar que las terneras sanas entren a estas zonas.
Aunque la diarrea es generalmente fácil de tratar, es una de las principales causas de mortalidad en terneros. La diarrea hace que los terneros pierdan muchos litros de agua al día, hasta el punto en que la muerte se produce más por la deshidratación que por la infección. Dado que la deshidratación en los terneros es rápida, se hace primordial la observación constante para evitar que empeore su estado de salud.
DEPRESIÓN POR INFECCIÓN DE E. COLI.
ALTERNATIVAS DE TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN
La diarrea neonatal es una de las mayores causas de mortalidad en terneras y en la mayoría de los casos la muerte del animal se produce más por el mal manejo de la diarrea, que por la enfermedad misma. Es importante que en los protocolos de prevención y tratamiento se tengan claros los procedimientos que sean del conocimiento de todos para así proceder con prontitud y evitar las complicaciones en la ternera.
Se debe establecer un manejo limpio de las terneras y protegerlas de los agentes causantes de infecciones.
La principal forma y económica de proteger es suministrar calostro en las primeras horas de vida de la ternera y de ser posible utilizar CalfBooster® debido a que es esencial para su supervivencia por la transmisión de inmunidad pasiva que le proporciona, debido a su contenido de inmunoglobulinas específicas y en alta concentración.
IMPORTANTE LA LIMPIEZA E HIGIENE.
El factor esencial en la sobrevivencia como “Dosis de Vida” de la becerra es el calostro. Ya que proporciona una protección contra las enfermedades especificas de cada hato, y una nutrición de alto nivel. Es de vital importancia que prevalezca un manejo intensivo durante su primera hora de vida, para asegurar su futuro y estadía rentable en la crianza.
Al presentarse un episodio de diarrea en terneras, se debe pedir al veterinario su concepto para determinar el tratamiento a seguir y saber si la ternera requiere de la administración de antibióticos. A la vez, se debe aislar la ternera y establecer el grado de deshidratación de ella con el fin de calcular los litros de solución de rehidratación oral que se le deben administrar diariamente.
Las terapias de rehidratación son importantes en todos los casos de diarrea, por la pérdida de fluidos y electrolitos que hay durante un evento de diarrea. Para que estas terapias sean realmente efectivas, se deben hacer desde la etapa temprana de la diarrea, lo que implica que debe haber un monitoreo y ofrecimiento de electrolitos rehidratantes de forma constante hacia las terneras además de un conocimiento de estas situaciones por parte de los empleados.
El adicionar CalfBooster® el calostro tiene beneficios como la aportación de inmunoglobulinas en alta concentración que dan protección contra los patógenos propios de infectar al neonato así como coadyuvar en desórdenes intestinales ayudados por los antimicrobianos que éste contiene por la competencia contra bacterias patógenas; por lo tanto si alguna llegara a enfermar de diarrea el uso de antibióticos se verá reducido.
La inmunidad producida por el calostro va disminuyendo y mientras tanto la susceptibilidad de las terneras a las enfermedades intestinales es mayor, por lo que el uso de potencializadores o enriquecedor de este nutriente como una práctica común dentro de los sistemas de crianza le proporciona la protección necesaria durante esta etapa de la crianza ofreciendo “Una Dosis de Vida”.
Recuerda que “el valor del calostro, primero es inmunológico y segundo nutricional”, asegura el éxito en la transferencia de anticuerpos usando CalfBooster®
EL ÉXITO DE NUESTRA EMPRESA PECUARIA DEPENDE DE LA CRIANZA DE REEMPLAZOS EFICIENTE.
Artículo publicado en “Entorno Ganadero“