Assad Heneidi Zeckua.
El gusano barrenador, es la larva de una mosca que deposita sus huevecillos en heridas frescas no solo del ganado, sino de cualquier animal de sangre caliente, como los bovinos, cerdos, equinos, borregos, cabras, perros, animales silvestres y aves, entre otros, incluyendo al humano. Causa una miasis que generalmente se conoce como “gusanera”, posteriormente las larvas emergen y se alimentan del tejido vivo de las heridas donde fueron depositados los huevecillos. Las larvas barrenan literalmente los tejidos afectados y pueden llegar hasta el hueso, afectando a los animales infestados, causándoles dolor, estrés, pérdida del apetito, en algunos casos dificultad para caminar, infecciones secundarias y disminución de la producción, pudiendo causar daños graves en el tejido afectado, incluyendo gangrena y muerte en casos no tratados o avanzados.
En 1972, se creó la Comisión México-Americana para la Erradicación del Gusano Barrenador del Ganado (COMEXA) para coordinar esfuerzos entre México y Estados Unidos. La meta inicial de esta Comisión era erradicar el gusano barrenador hasta el Istmo de Tehuantepec y establecer una barrera para evitar nuevas infestaciones hacia el norte de México, no obstante se continuó con las actividades de erradicación en el sur y sureste del país. La erradicación del gusano barrenador del ganado en México, fue un proceso largo y complejo que permitió la declaración del país como libre de esta plaga en 1991.
Como parte de las actividades de erradicación de esta plaga en México, en 1976 en el estado de Chiapas se construyó una planta productora de mosca estéril del gusano barrenador, con una capacidad de hasta 500 millones de mosca estéril semanalmente, lo que permitió junto con otras actividades sanitarias y epidemiológicas, la erradicación en 1991 del gusano barrenador del ganado en nuestro país, así como posteriormente de los países centroamericanos hasta Panamá, sin embargo, por cuestiones estratégicas y de riesgo para México al ser libre del parásito, se acordó cerrar la planta de Chiapas en 2012 y disolver la Comisión binacional con los Estados Unidos en 2013 para establecer una nueva pero más pequeña planta en Panamá, que permitiera mantener libre a norte y Centroamérica de los riesgos de introducción del parásito procedente de Sudamérica, mediante la dispersión de mosca estéril principalmente en la zona del Tapón del Darién y adicionalmente, contar con una producción de emergencia en caso de contingencia, aunque nunca se consideró una pandemia de esta magnitud que afectara a toda Centroamérica y México en tan corto tiempo.
El problema reinicia en Panamá y las medidas contraepidémicas adoptadas no fueron suficientes para contener el brote que se extendió hasta el norte de Panamá para posteriormente irse diseminado por los países centroamericanos hasta Guatemala y luego a México. Las actividades emprendidas en los países centroamericanos para contener su avance no fueron suficientes, debido a fallas en su contención como la inadecuada y oportuna dispersión geográfica y en cantidad de mosca estéril, fallas en las actividades de vigilancia epidemiológica activa y pasiva, tratamiento de heridas y falta personal, infraestructura y presupuestos de emergencia sanitaria acordes a la contingencia, hasta que finalmente ingresó a Guatemala y luego a México, donde oficialmente se detectó el gusano barrenador en una importación legal de ganado, siendo este el foco índice, sin embargo el foco primario es muy probable se haya presentado en otro punto de la frontera chiapaneca con Guatemala, ya sea en animales domésticos y/o silvestres para posteriormente diseminarse hacia los estados de Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán, y recientemente sigue avanzando y ya ha sido detectado en Oaxaca y Veracruz, representando este último estado por sus condiciones geográficas, climáticas y ganaderas, un hábitat adecuado para su establecimiento y su potencial diseminación hacia Tamaulipas, Puebla, San Luis Potosí, Nuevo León, entre otros, lo que puede representar un alto riesgo para Texas en Estados Unidos por su cercanía geográfica.
Entre las actividades sanitarias, una de las más importantes epidemiológicamente, es la dispersión de mosca estéril, así como considerar que las detecciones de infestaciones del parásito, principalmente en ganado bovino, pueden representar un pequeño porcentaje de la prevalencia real del mismo, debido a que la infestación puede estar ocurriendo en mayor escala debido a la subnotificación y por ende en la atención de los casos, así como a la infestación en otros animales domésticos y silvestres expuestos.
Para la contención y el control del gusano barrenador en los estados afectados, es necesario contar con planes y estrategias adecuadas de prevención, control y erradicación del parásito mediante su control biológico a través de la dispersión de mosca estéril en anillo tanto aérea como terrestre y en cantidad suficiente en las zonas focales y perifocales y de manera simultánea en zonas de amortiguamiento, que permita por un lado la contención del gusano barrenador en zonas afectadas y por otro lado, evite su dispersión de zonas de amortiguamiento hacia zonas libres, aunado al control estricto de la movilización animal, tratamiento de heridas, capacitación de personal técnico y operativo, acopiadores, transportistas y ganaderos, entre otros, además de contar con un presupuesto de emergencia para la contingencia y de manera permanente hasta su erradicación, y sería lo más conveniente poder contar con una planta productora de mosca estéril en México, que permita volver a erradicar al gusano barrenador de nuestro país y posteriormente de Centroamérica.
Es importante señalar, que un análisis de riesgo realizado en 2012 sobre esta problemática identificaba la conveniencia de mantener una planta en nuestro país con producción reducida de mosca estéril, pero con alta capacidad de producción en caso de una contingencia sanitaria, asumiendo que podía representar un bajo riesgo sanitario siendo un país libre, pero que sería mucho mejor asumir el riesgo en caso de un rebrote, que no tenerla.
Desde el punto de vista epidemiológico, si consideramos que entre 5 a 7 días las larvas después de alimentarse del tejido de la herida, caen al suelo para transformarse en pupas, y posteriormente en moscas fértiles y que las hembras, copulan sólo una vez en su vida pero pueden ovipositar alrededor de 200 huevos, con 4 oviposiciones en intervalos de aproximadamente 3 días, nos puede dar una idea de su reproducción logarítmica en una zona donde las condiciones climáticas y la presencia de animales susceptibles y expuestos, favorecerían su reproducción, establecimiento y dispersión. También destaca, el hecho de que las moscas potencialmente poseen una capacidad excepcional de desplazamiento, es decir, se ha identificado que pueden llegar a viajar de 10 a 20 kilómetros en climas tropicales con una alta densidad de animales y hasta 300 kilómetros en menos de dos semanas, pudiendo mantener la infestación de heridas frescas en animales domésticos y silvestres de sangre caliente.
En la actualidad, el riesgo epidemiológico debe enfocarse en toda la región de Centroamérica y los estados mexicanos afectados, ya que, desde el punto de vista epidemiológico, toda esta región geográfica representa un mismo ecosistema y un hábitat perfecto para el establecimiento y mantenimiento del gusano barrenador del ganado. La subnotificación y las fallas en la vigilancia epidemiológica existentes en estos países de la región, no permite poder establecer con mayor precisión, cuál es la prevalencia y distribución actual del gusano barrenador del ganado. Recordemos que el riesgo de infestación lo representan tanto los animales domésticos como silvestres en toda la región, lo que le permite al gusano barrenador, permanecer en un ecosistema y hábitat óptimo para su establecimiento, mantenimiento y diseminación constante.
En resumen, es erradicable esta plaga, aunque los costos y el tiempo requerido para que México erradique nuevamente al gusano barrenador del ganado es impredecible, ya que dependerá de la magnitud de extensión de esta epidemia y dependerá de los recursos económicos, infraestructura especializada y personal capacitado, así como el establecimiento estratégico y adecuado de medidas contraepidémicas conforme a los factores de riesgo identificados en México, que incluyen ente otros, el control biológico de esta plaga mediante la dispersión de moscas estériles tanto vía aérea como terrestre en zonas de alto, moderado y bajo riesgo, es decir en zonas focales, perifocales y de amortiguamiento, así como el tratamiento de heridas en los animales tanto infestadas como no infestadas, control de la movilización animal y establecimiento de un apropiado programa nacional de vigilancia epidemiológica tanto activa como pasiva, que permita en primera instancia su contención y control en zonas afectadas y simultáneamente, su prevención y diseminación hacia el centro y norte del país, que actualmente se encuentra indemne de este parásito.