Experiencia en granja sitio 1
MC. Edith Victores Santillan
DRA. María Elena Trujillo Ortega.
INTRODUCCIÓN
El bienestar animal en la producción pecuaria ha ganado interés entre los productores y la sociedad en general. En el caso particular de la porcicultura existe la tendencia mundial para disminuir el hacinamiento de las hembras durante la gestación, cambiando las jaulas por corrales. Algunos países ya han prohibido el uso de jaulas individuales durante esta etapa. La implementación de la gestación libre de jaula pretende que las cerdas tengan acceso a espacios más amplios para movilizarse y desarrollar un comportamiento más natural, así como interacción con sus compañeras.
Este cambio va de la mano con distintos retos para el productor desde la modificación de las instalaciones y posteriormente la resolución de problemas de manejo y salud. En este artículo se pretende compartir la experiencia durante la adaptación al modelo libre de jaula de una granja altamente tecnificada dedicada a la venta de lechones al destete con una población de 10 mil hembras reproductoras. Cuenta con cuatro sitios para alojamiento de la cerda durante su ciclo, con diferentes días de permanencia de acuerdo al manejo (Figura 1).
SERVICIOS: DETECCIÓN DE CELO, INSEMINACIÓN Y GESTACIÓN TEMPRANA.
La detección de celo e inseminación es quizá el área de mayor reto debido al constante movimiento y reagrupación de las cerdas. Si la logística de adaptación o construcción de la granja lo permite el momento ideal para alojar a las hembras en corrales es cuando salen de la sala de maternidad. Es importante agrupar a las cerdas provenientes del mismo destete lo más juntas posible, esto facilitará la detección de celo e inseminación. En esta granja se dispone de 7 corrales rectangulares para 70 cerdas cada uno, en los cuales las hembras se encuentran libres, sin embargo, existen divisiones paralelas a lo largo del corral a modo de cubículos individuales de libre acceso.
Estos corrales denominados “Línea de inseminación” disponen de barras movibles que sirven como puertas para encerrar a las cerdas en cada cubículo en el momento de la detección de celo e inseminación (Figura 2). Lo más recomendables es realizar la detección de celo en las primeras horas de la mañana, durante esta práctica se confina a cada cerda en espacios individuales, pues es durante esta práctica cuando las hembras en celo tienden a golpear o montar a las demás, provocando lesiones principalmente en las cerdas del grupo que aún no están receptivas.
Si la cerda está en celo se insemina en ese momento aprovechando que se encuentra encerrada en su alojamiento individual, se recomienda marcar al animal con el día en el cual recibió su primera inseminación, por ejemplo; con el número 1 si recibió la primera inseminación el lunes, con el número 2 si se inseminó el martes y así sucesivamente hasta terminar la semana, esto facilitará su reagrupación e identificación. Después de la inseminación y sin la presencia del verraco celador cerca las cerdas disminuirán su libido, por lo cual es un buen momento para liberarlas y que se incorporen al grupo.
Debido a que es una práctica frecuente proporcionar una segunda e incluso tercera inseminación, las cerdas cuyo celo está aún presente permanecen juntas y las que no hayan estado receptivas en los primeros 5 días posteriores al destete se remueven del grupo a otro corral, ya que de permanecer más tiempo en un grupo donde hay demasiadas hembras en celo se verá comprometida su salud al ser constantemente molestadas.
El momento apropiado para reagrupar a las hembras ya inseminadas no ha sido determinado, podría realizarse previo a la implantación del embrión, lo cual ocurre entre el día 14 y 19 de gestación (Waclawik et al., 2017), con el fin de evitar pérdidas embrionarias por las peleas que se presenten durante el establecimiento de jerarquías. Cuando las cerdas hayan recibido sus dos inseminaciones se trasladan a corrales de gestación temprana los cuales tienen la misma disposición con cubículos individuales, pero sin las barras de confinamiento. En estos corrales se realiza la prueba de retorno a celo del día 18 al 24 y el diagnostico de gestación por ultrasonografía 30 días posteriores a la inseminación.
AGRUPAMIENTO, ESPACIO NECESARIO Y TAMAÑO DEL GRUPO.
Existen diferentes metodologías para establecer los grupos, de acuerdo a la disponibilidad de instalaciones, número de animales y flujo de la granja. Se han descrito dos tipos de agrupamientos; estáticos y dinámicos, en el primero se mantiene el grupo sin nuevas integrantes hasta la fecha probable de parto (Figura 3).
En el caso de los grupos dinámicos, en el mismo corral convergen hembras de distintas etapas de gestación, agregando nuevos individuos que reemplazan a las cerdas que se extraen para ir a la sala de maternidad (Figura 4).
En esta granja se maneja el grupo estático. La mayoría de las veces las peleas ceden a los dos o tres días de haber sido creado el grupo, sin embargo, la presencia de alguna cerda altamente dominante representa un peligro para las demás golpeando y mordiendo al resto sin importar el tiempo que hayan pasado juntas. La agresión vuelve a incrementar días antes del parto quizá por competencia de espacio (Bench et al., 2013b).
Uno de los requerimientos a considerar es el espacio vital. Se recomienda un área de superficie mínima para primerizas de 1.64 m2 con 0.95 m2 de área de suelo sólido para descanso y para las cerdas adultas disponer de 2.25 m2 con 1.3 m2 de área sólida. En grupos de menos de 10 animales incrementará 10% y en grupos de más de 40 disminuirá 10%. El tamaño del grupo es un factor de relevancia, ya que en condiciones naturales el tamaño de grupo es menor al utilizado en granjas tecnificadas.
Un grupo numeroso, así como la mezcla de animales de distintas edades, número de parición, condición corporal y por supuesto peso puede incrementar la agresividad, estrés crónico y disminución del bienestar (Rodenburg and Koene, 2007). El tamaño de grupo de esta granja es de 70 cerdas por corral y en el caso de las primerizas de 86, lo cual pudiera ser muy numeroso, sin embargo, se observó que tiene más importancia la homogeneidad del grupo de acuerdo a número de parto y condición corporal que el número de individuos teniendo mejor estado de salud en corrales donde las hembras compartían características similares de acuerdo a estos criterios.
El uso del espacio libre dependerá en gran medida del diseño del corral, en estas instalaciones con área libre al centro rodeada de cubículos la zona libre no es completamente aprovechada, la mayoría de las cerdas pasan más tiempo echadas en su alojamiento individual. Cuando existen zonas subdivididas dentro del corral se sienten más seguras y pasan más tiempo explorando, este comportamiento también se ve influenciado por la edad (número de parto), pues la mayoría de cerdas que pasan tiempo libres son las de mediana edad (parto 3 y 4) y las de mayor condición corporal (Rioja-Lang, 2013).
PROBLEMAS COMUNES DURANTE LA DETECCIÓN DE CELO E INSEMINACIÓN.
Uno de los principales problemas cuando las cerdas son alojadas en grupos es la identificación de los animales y el correcto registro productivo. La identificación electrónica (transports) es de gran ayuda cuando se cuenta con programas que monitorean la productividad y salud, sin embargo, estos programas representan una considerable inversión. Los cuidadores deben registrar correctamente los datos de cada animal, por lo cual se vuelve imprescindible la capacitación.
En definitiva, la fertilidad es el parámetro que más afección presenta en el alojamiento en grupo, el porcentaje de concepción al día 30 disminuyó hasta un 10%, no se observa una tendencia por número de parto ni condición corporal. La mayoría de las hembras retornaron al estro de acuerdo a parámetros habituales, sin embargo, existen casos de cerdas que retornan a los 28 días. El porcentaje de fertilidad de los retornos es bajo, desde 35% a un máximo de 70%, por esta razón no se inseminan segundos retornos o hembras que al retornar tengan problemas de locomoción, infección en el tracto reproductivo o mayores a 7 partos.
Las peleas constantes dentro del corral predisponen a las hembras a lesiones en miembros locomotores y mordeduras de vulva, si su condición es muy mala se deben separar, generalmente las hembras se recuperan, pero la mayoría no son aptas para un siguiente ciclo debido a las lesiones permanentes en la vulva o extremidades, por lo cual debemos estar preparados para afrontar una alta tasa de remplazo, superior a la presupuestada en un modelo de jaula. La mortalidad durante esta etapa incrementará como consecuencia de las pelas, las hembras gravemente lesionadas deben ser eutanasiadas si su condición no responde al tratamiento, el incremento en el porcentaje de mortalidad durante esta etapa puede rebasar el 7%, contemplando: la muerte súbita, decaimiento y anorexia que también incrementa considerablemente.
Las lesiones en el personal encargado de esta área son más frecuentes y graves con el modelo libre de jaula, principalmente en el momento de la detección de celo, cuando las cerdas incrementan su actividad y agresividad en el día 3 al 5 después del destete y en las que retornan en celo.
Artículo publicado en “Los Porcicultores y su Entorno Enero Febrero 2024“
