Oportunidades en la nutrición con enfoque a la protección

MVZ María Alejandra Pérez Alvarado
Estudiante del Programa de Maestría y Doctorado Ciencias de
la Producción y de la Salud Animal- FESC, UNAM, México.

Uno de los factores que impacta en la productividad y rentabilidad en las granjas es la pérdida de animales por mortalidad, pero de mayor gravedad por su desecho prematuro, o por mermas del producto.

Los problemas locomotores son una de las dos o tres más importantes causas de desecho y de pérdidas en la productividad, aunque muchas veces pasan inadvertidos porque no se diagnostican puntual y efectivamente; más aún, es raro que se analicen como una causa de otras secuelas que originan el desecho. En la poca literatura disponible se cita que alrededor del 8 al 15% de los animales en la línea de producción muestren problemas estructurales (cojeras, claudicaciones, falla en aplomos, xifosis, lordosis), que implican un deterioro en la salud y en la capacidad de crecimiento; en las reproductoras, la historia no es muy diferente porque del 25 al 40% de los desechos involuntarios son por problemas locomotores. En lugares donde la fuente de cerdas de reemplazo es la misma granja, impacta en gran medida que la tasa de retención (entendiendo tasa de retención como la cantidad de cerdas que fueron seleccionadas y que lograron incorporarse al hato reproductor), que en general es baja (difícilmente mayor al 80%), y esto sin tomar en cuenta las cerdas que posteriormente son desechadas por problemas locomotores (entre 0 y 2o parto), que después de los problemas reproductivos es la causa más común de desecho.

Lo problemas asociados al esqueleto de los cerdos tienen un origen genético, pero errores en la nutrición y el manejo de los animales son factores determinantes para que se manifiesten. Porque los huesos son el mayor depósito de calcio (Ca) en el organismo y porque la cantidad de minerales en el hueso se asocia con su fortaleza, la reacción más común es ligar las fallas estructurales, a un deficiente aporte de Ca y de fósforo (P) y lo más común es pedir al nutricionista o a la empresa productora de alimentos que se enriquezcan las dietas con Ca y P. Sin embargo, esta solución puede ser contraproducente porque se podría disminuir la digestibilidad de los nutrientes, contribuir a la contaminación ambiental, encarecer las raciones e incluso contribuir al aceleramiento de procesos de osteocondrosis u osteoartrosis por una exce- siva mineralización al nivel de las placas germinales de las articulaciones.

El hueso es un tejido vivo que en su mayoría es proteína (colágena) y frecentemente se olvida la obligada relación Ca:N (proteína) para mantener su integridad. El hueso, además de ser un soporte físico, contribuye por un permanente recambio de Ca (y de P) a mantener el equilibrio de iones en el cuerpo, cuya importancia es enorme en muchos procesos metabólicos y fisiológicos, como: actividad enzimática, paso a través de membranas, regulación del pH, transmisor del impulso nervioso, contracción muscular, coagulación de la sangre. Por esto, si bien, el Ca y el P juegan un papel muy importante en la salud del tejido óseo, también se debe tomar en cuenta que necesita haber una adecuada relación entre estos dos minerales y una suplementación correcta de Vitamina D, que en su forma hormonal, induce la diferenciación celular (osteoblastos a osteocitos) y por lo tanto la metabolización en el hueso, como en otros tejidos.

Los signos clásicos de una deficiencia de Ca y/o P, o de un aporte inadecuado de Vitamina D son la osteomalacia (en los adultos) y el raquitismo en los jóvenes, pero información muy reciente muestra que la Vitamina D, en particular su forma de 25-OH-Vitamina D3, tiene efectos que van mucho más allá de la salud ósea; ahora se sabe que actúa induciendo diferenciación celular y apoptosis de células indiferenciadas no sólo en hueso, sino también en otros tejidos (como los reproductivos y del sistema inmune), que resulta esencial para el mantenimiento de la salud y bienestar de los animales. Esta forma de la Vitamina se absorbe más rápida y efectivamente, alcanzando concentraciones en la sangre prevalentemente más altos, los que no se alcanzan con la Vitamina D3.

Cuando se ha usado el 25-OH-Vitamina D3, se han notado efectos positivos en el bienestar de los animales y en la calidad de su soporte esquelético; esto, aunado a que los niveles de Vitamina D que se usan actualmente obedecen a las necesidades para calcificación, ha hecho que se destaque la posibilidad de que las demandas de esta vitamina sean mayores, para otras funciones (más allá del hueso), y que el aporte en su forma de Vitamina D3, quizá sea inadecuado para satisfacer las demandas en otros tejidos, porque no se logra la concentración hemática y la irrigación extra-hepática necesaria.

Por las razones de la adecuada racionalización y metabolización de Ca y P, además de la mejor absorción de la Vitamina D en su forma de 25(OH)D3, se han aplicado estas herramientas nutricionales para mejor preparar a las cerdas de reemplazo, logrando aumentar o asegurar la efectividad de su retención en la piara de pie de cría, tanto como proteger la integridad ósea de las cerdas en lactación, al tiempo que se pueden lograr economías en el costo de los alimentos, por un mejor uso de los recursos para alimentación, aumentando como resultado, la producción y rentabilidad de las empresas porcinas.

NOTA EN RELACIÓN AL TRABAJO: HERRAMIENTAS PARA PREPARAR LOS REEMPLAZOS Y AUMENTAR LA VIDA PRODUCTIVA DE LAS CERDAS REPRODUCTORAS, POR EL DR. JOSÉ ANTONIO CUARÓN IBARGÜENGOYTIA, EN EL MARCO DE PORK EXPO 2010, 5O FORUM INTERNACIONAL DE SUINOCULTURA, 14 AL 16 DE SEPTIEMBRE, 2010. CURITIBA, PARANÁ, BRASIL.

Artículo publicado en “Los Porcicultores y su Entorno”

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