Retos al que se enfrenta el nuevo gobierno en aspectos macroeconómicos y su probable impacto de éstos en los sistemas de producción de leche y carne de res
Francisco Alejandro Alonso Pesado
Elizabeth Rodríguez de Jesús.
:: RESUMEN ::
Se establece que la nueva administración enfrenta retos macroeconómicos y microeconómicos que tiene que aminorarlos o superarlos, y así configurar un escenario favorable para los sistemas de producción de leche y carne de res. Se indica que en la actualidad los agentes económicos del sector lechero y del sector productor de carne de res deben conocer los aspectos macroeconómicos y microeconómicos para tomar decisiones correctas, y así, evitar hasta lo posible quiebras de sus unidades producción. El país presenta aspectos macroeconómicos positivos que pueden conducirlo a un fuerte crecimiento y desarrollo, impactando favorablemente a los sistemas de producción de leche y carne de bovino, aumentando la oferta de productos de alta calidad nutritiva favoreciendo el consumo doméstico. Sin embargo, se señala que hay aspectos macroeconómicos que limitan el crecimiento del país.
Estos aspectos macroeconómicos desfavorables son: a) el déficit de las finanzas públicas; b) el estancamiento del producto interno bruto; c) la inflación; d) la desigualdad distributiva de la riqueza. Asimismo, hay otros aspectos que pueden frenar el crecimiento y desarrollo del país, éstos son: a) la deuda pública; b) la devaluación; c) el cambio climático; d) la inseguridad; e) la reforma al poder judicial, entre otras. Todos estos aspectos pueden afectar los sistemas de producción lechero y de carne de bovino del país, disminuyendo su crecimiento económico, afectando el empleo, contrayendo su mercado interno y acotando la demanda doméstica, lo que podría afectar a los productores de leche y carne de res y a los consumidores de estos productos.
:: INTRODUCCIÓN ::
Con un nuevo gobierno en México, es importante indicar cuál es el escenario actual de la economía mexicana y los retos que se le presentan a la nueva administración, y cómo este escenario puede impactar al sistema de producción lechero y al de carne de res del país. La pregunta es ¿qué tiene que ver el panorama macroeconómico del país con los sistemas de producción de carne de res y lechero de la nación? Tiene que ver, ya que no solamente las variables microeconómicas impactan la rentabilidad económica, contable y financiera de las empresas productoras de leche y de carne. Además, los aspectos macroeconómicos inciden en la permanencia en el mercado de las unidades de producción de leche y carne de bovino. Los empresarios lecheros y productores de carne de res, de ovino y de caprino se encuentran en un entorno interno y externo que tienen que conocerlo para implementar estrategias, procedimientos, planes, políticas, programas y proyectos para encontrar caminos que les den permanencia a sus unidades de producción en el mercado mexicano.
Es necesario elaborar un aproximado diagnóstico de la situación macroeconómica nacional, con el fin de que a partir de ese conocimiento se proceda a enfrentar los nuevos retos, y la continuidad de aspectos económicos, sociales y políticos que vienen desarrollando al país. En este artículo se presenta un escenario macroeconómico muy general del país, y así vislumbrar las oportunidades y amenazas en los sistemas de producción lechero y de carne de res de México. México es un país con una fuerte capacidad exportadora en la industria manufacturera (incluyendo a la automotriz), ligada a las cadenas globales de valor, con potentes inversiones de empresas de prácticamente todos los países relevantes económicos del planeta. Con la envidiable mejor localización posible para aprovechar el nearshoring de operaciones de Asia a Norteamérica.
El país es capaz de atraer más de 40 millones de extranjeros (incluyendo turistas) al año. Con una de las menores tasas de deuda pública con relación a su Producto Interno Bruto (PIB) de cualquier país emergente. Asimismo, con una aceptable infraestructura logística; con un banco central (Banco de México) independiente, que cuenta con grandes reservas internacionales y con un sistema financiero sólido (Llerenas, V., 2024). El país ofrece cierta estabilidad y oportunidades para llevar a cabo proyectos de inversión rentables. Asimismo, se logró que millones de personas salieran de la pobreza y otros millones de habitantes del país de bajos ingresos incrementaran sus retribuciones, gracias a los programas sociales y al aumento del salario mínimo, fortaleciendo al mercado interno (Llerenas, V., 2024).
México cuenta con uno de los mercados más atractivos del mundo, con bajo desempleo e ingresos crecientes (Llerenas, V., 2024). Los aspectos macroeconómicos positivos antes descritos pueden conducir a un impulso y desarrollo del sistema de producción ganadero (bovino, ovino y caprino). El incremento de las exportaciones inyecta divisas al país, mismas que financian proyectos productivos pecuarios, aumentando la oferta de productos de los sistemas lechero y de carne, elevando los ingresos de los empresarios ganaderos. Además, los consumidores se ven favorecidos por una mayor cantidad de satisfactores finales en el mercado doméstico. El crecimiento de la inversión extranjera directa provoca expansión de la planta productiva ganadera ofertando un mayor nivel de alimentos pecuarios.
El crecimiento del turismo genera empleos directos e indirectos fortaleciendo el consumo de bienes de primera necesidad como leche y carne de bovino. El país ofrece uno de los mercados más atractivos del mundo, lo que favorece el consumo de proteína de origen animal de alto valor nutritivo. El crecimiento del PIB; una mejor distribución de la riqueza; la contención de la inflación; un menor déficit fiscal son factores macroeconómicos que contribuyen a desarrollar los sistemas lecheros y de carne de res del país.
Sin embargo, el país presenta amenazas que hay que enfrentarlas y resolverlas. Estas amenazas frenan el desarrollo de México y el de la actividad ganadera lechera y de carne de bovino. Una de las amenazas más agudas es la inseguridad que permea de forma significativa al país en algunos estados o zonas. La inseguridad provoca pérdidas económicas, quiebra de empresas con el consecuente despido de trabajadores y trabajadoras, disminuyendo el tamaño del mercado interno, afectando el consumo de mercancías de primera necesidad como la leche, las carnes y otros productos alimenticios agrícolas y pecuarios.
El crecimiento del déficit de las finanzas públicas con respecto al PIB es un factor que puede determinar un menor gasto público en infraestructura afectando la inversión estatal generando menos empleos, y por lo tanto, una menor demanda en bienes pecuarios (incluyendo satisfactores de primera necesidad). Se estima que en 2024 se cerrará con un gasto público que, muy probablemente, excederá en 2 billones de pesos a los ingresos del gobierno. En caso de que las proyecciones se cumplan, el déficit de las finanzas públicas sería equivalente a 6 puntos del PIB, el mayor en cuatro décadas para un gobierno mexicano (González, L. M., 2024). El gobierno actual buscará reducir el déficit fiscal, lo que podría ocasionar un enfriamiento de la economía mexicana en detrimento de la producción de bienes lácteos y de carne de res.
Otro factor que representa una amenaza, y que podría reducir o estancar el consumo de bienes ganaderos, afectando las ventas de leche y carne, es la desigualdad distributiva en el país. Una amenaza más para la actividad ganadera del país es el lento crecimiento del PIB total. En el primer semestre del 2024, el PIB creció apenas 1.4 por ciento. El bajo crecimiento del PIB conduce a una menor creación de empleos, y por lo tanto, una contracción del mercado interno y menor consumo de bienes de la canasta básica donde se encuentran productos pecuarios como la leche, las carnes, los huevos y otros productos alimenticios. La inflación es un factor que amenaza a la economía de un país. Este factor afecta a todos los agentes económicos, es decir, a los oferentes y demandantes. Si la inflación se dispara es probable la quiebra de empresas que no soportaron el aumento elevado de costos y que no trasladaron el aumento de sus costos a los precios de sus productos finales.
Además, la inflación afecta a los consumidores, si ésta es alta, el poder de compra de los demandantes se erosiona, dejando de comprar algunos bienes y servicios, incluyendo a los satisfactores ganaderos como la leche y carne de bovino. Hay otros aspectos macroeconómicos y de política económica que impactan de manera favorable o desfavorable a las unidades de producción ganadera productora de leche y carnes. Estos aspectos macroeconómicos son: la tasa de interés, la deuda del gobierno, el tipo de cambio, las condiciones climáticas, las importaciones, la calidad de los productos ganaderos y otros aspectos macroeconómicos y de política económica. Ante este panorama el objetivo del artículo “Retos al que se enfrenta el nuevo gobierno en aspectos macroeconómicos y su probable impacto de éstos en los sistemas de producción de leche y carne de res” es describir cómo las finanzas públicas, el producto interno bruto, la inflación y la distribución de la riqueza en México pueden impactar a los sistemas de producción nacional de leche y carne de res.
:: MATERIAL ::
Para elaborar el trabajo presentado en este artículo “Retos al que se enfrenta el nuevo gobierno en aspectos macroeconómicos y su probable impacto de éstos en los sistemas de producción de leche y carne de res”, se procedió a la búsqueda de información contenida en fuentes secundarias las cuales se seleccionaron y analizaron. De esta manera, el trabajo presentado en el artículo está integrado por estadísticas relevantes y resúmenes de datos encontrados en fuentes secundarias y el subsecuente análisis de datos adquiridos.
DESARROLLO DEL TEMA ::
FINANZAS PÚBLICAS (POLÍTICA FISCAL) Y CÓMO PUEDEN IMPACTAR EN LOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN DE LECHE Y CARNE DE RES.
Ejecutar un plan de consolidación fiscal en 2025 para disminuir el déficit fiscal es un reto económico que enfrenta la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. En 2024 se cerrará con un gasto público (gasto de gobierno) que excederá en 2 billones de pesos a los ingresos del gobierno. En caso de que las proyecciones se materialicen en una realidad, el déficit de las finanzas públicas sería equivalente a 6 por ciento del PIB, el mayor en cuarenta años para un gobierno mexicano (González, L. M., 2024). La expectativa para 2025 es que el déficit de las finanzas públicas descienda significativamente y, sobre todo, que la Secretaría de Hacienda presente una estrategia acertada para los próximos años (González, L. M., 2024).
La pregunta que haría el lector ¿y esto de las finanzas públicas que tienen que ver con la actividad productora de lácteos y carne de res? ¿Qué significa un descenso significativo del déficit fiscal? Claudia Sheinbaum, la presidenta de México, ha indicado de bajar el déficit fiscal a 3 o 3.5 por ciento del PIB. Esta cifra (3 o 3.5 por ciento) está alineada con los expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y los economistas de grupos financieros del sector privado (González, L. M., 2024). ¿Qué quiere decir una estrategia acertada para los próximos años? No se trata que el déficit de las finanzas públicas baje a cero en 2026 o 2027, pero sí de evitar que, en los próximos años, se estanque en 3 o 4 por ciento del PIB o vuelva a crecer, por escasa o falta de capacidad en ejecución o poca disciplina (González, L. M., 2024).
Las agencias calificadoras están atentas a los déficits fiscales. Les importa que el déficit se ubique de 3 a 3.5 por ciento del PIB, pero también están atentas a otros detalles: qué cantidad de recursos irán a gasto corriente del gobierno y cuánto a inversiones públicas en infraestructura, cuánto dinero se canalizará para la Comisión Federal de Electricidad y cuánto para PEMEX, qué planes tienen estas empresas, cómo manejarán sus deudas y cuántos recursos necesitarán (González, L. M., 2024).
La condición de PEMEX y CFE de empresas públicas transfiere gran parte de su carga presupuestal (ingresos y gastos gubernamentales) al gobierno federal. ¿Podrá el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo ser convincente de cara con las agencias calificadoras (Moody´s, S&P y Fitch)? (González, L. M., 2024). ¿Por qué esa obsesión con bajar el déficit fiscal?, se preguntará el lector. Hay varias explicaciones, una de ellas, es que el problema con un déficit de las finanzas públicas abultado se asocia con un margen de maniobra del gobierno muy reducido. ¿Qué sucede cuando viene un shock ya sea de oferta o demanda y el gobierno de ese país no tiene capacidad de respuesta? Los gobiernos deben estar preparados para esos shocks. Eso quiere decir, con capacidad financiera para enfrentar lo que podría ser un shock (González, L. M., 2024).
La presidenta mexicana y su gobierno tienen el enorme reto de cómo bajar el déficit fiscal, donde se tiene un número importante de compromisos de gasto en un contexto en el que se ha descartado una reforma fiscal (González, L. M., 2024). Se tiene claro que reducir el déficit de las finanzas públicas de 6 por ciento al 3 por ciento con respecto al PIB implicaría conseguir alrededor de 1 billón de pesos, con una combinación de ahorro de gasto público (gasto de gobierno) y mayor captación de ingresos por parte del gobierno. Este es un enorme reto para la gestión actual. Para 2025 no habrá un gasto tan cuantioso que significaron las obras emblemáticas de Andrés Manuel López Obrador, como el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas, entre otras. En el caso de los ingresos, sin subir impuestos, están las aduanas. En los últimos tres años, luego que las Fuerzas Armadas se hicieran cargo de su operación, hubo una caída en la recaudación que excede los 200,000 millones de pesos anuales. La presidenta contempla que la tecnología mejorará la captación de recursos en las aduanas (González, L. M., 2024).
Pero qué pasa si el esfuerzo de disminuir el déficit de las finanzas públicas se convierte en un amplificador de impacto negativo en el crecimiento del PIB. Esto es una amenaza (un riesgo), porque la reducción del gasto público implica necesariamente retirar recursos que, de otro modo, estarían circulando y moviendo la economía (González, L. M., 2024). Sobre todo si son recursos para inversiones. Si el ajuste presupuestal conduce a una menor inversión en infraestructura son menos pesos, y se generarán menos empleos; de lo contrario si hay una mayor inversión, por ejemplo, en infraestructura, es claro que se ejecute un mayor gasto en obras como carreteras o caminos, y que son más pesos que generan empleos y crecimiento del PIB (Gutiérrez, J., 2024). La intención de la nueva administración es continuar con los grandes proyectos de infraestructura, pero el problema es cómo financiar estos proyectos si no hay señales de, por ejemplo, una reforma fiscal. Queda la pregunta ¿cómo, si no hay más ingresos y tampoco se piensa adquirir más deuda? (Gutiérrez, J., 2024).
México tiene muchas necesidades de infraestructura, agua, carreteras, transporte, pero el margen de maniobra limitado en 2025 y los compromisos para disminuir el déficit fiscal indican dificultades para establecer un plan ideal. Todo apunta hacia un gasto público inercial para que los proyectos se consoliden (Gutiérrez, J., 2024). Si se contrae la inversión del gobierno (por reducción del gasto público en obras de mejoramiento de la infraestructura) se afecta el crecimiento económico, y por lo tanto, el empleo formal se estanca, afectándose la demanda doméstica, configurándose un escenario de posible menor consumo de mercancías pecuarias como lácteos, carnes y huevo. Se observa el posible impacto negativo de un ajuste fiscal que podría impactar con una contracción productiva y de consumo de bienes pecuarios (leche y carne de bovino).
La otra cara de la moneda, indica que si se materializa el plan de vivienda que plantea la presidenta Claudia Sheinbaum, se está “hablando” de una política de gasto enfocada a un proyecto que se podría traducir en efectos multiplicadores para la economía del país, y así, desarrollos regionales, con la posible ampliación de consumo de satisfactores lácteos y cárnicos. Se aprecia el posible impacto macroeconómico en la industria láctea y en la de carne de res.
EL PIB COMO UN FACTOR QUE PUEDE IMPACTAR LAS ACTIVIDADES PRODUCTORAS DE LECHE Y CARNE DE BOVINO EN MÉXICO.
Estabilizar la tasa de crecimiento del PIB del país es otro de los retos del actual gobierno mexicano. El desafío de Claudia Sheinbaum es elevar el crecimiento económico del país de forma sostenible. En México la pérdida de dinamismo del PIB es el resultado, entre otras variables, de la incertidumbre que se vive a nivel internacional, así como el menor gasto público que ejercerá el gobierno en 2025, al mismo tiempo se presenta de forma negativa las proyecciones sobre el elevado déficit de las finanzas públicas y su disminución en esta administración (Gutiérrez, J., 2024). Las diversas fuentes de datos económicos muestran una desaceleración del PIB en la actualidad. Esto es, hasta cierto punto normal en los cambios de gobierno en el país, debido a la incertidumbre respecto a las nuevas políticas económicas que aplicarán los funcionarios públicos que entran.
Además, que los que entran tardan en conocer sus nuevas funciones y recursos, así como el retraso en nombrar equipos de trabajo en sus puestos y a implementar los diferentes programas públicos (Solís, M. B., 2024). El crecimiento anual del PIB en el segundo trimestre de 2024 fue de 1.0 por ciento (Solís, M. B., 2024). El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer que en el tercer trimestre de 2024 el PIB creció a una tasa de 1.5 por ciento lo que resultó superior a lo estimado (Quintana, E., 2024). Esto significa decir que el promedio de crecimiento del PIB a tasa anual puede calcularse ahora en 1.8 por ciento para los primeros tres trimestres del 2024 (Quintana, E., 2024).
Sin embargo, de cumplirse con el objetivo de reducir el desequilibrio de las finanzas públicas en tres puntos del PIB, el próximo año, anunciado por el gobierno federal y, de mantenerse el mismo dinamismo del consumo privado y la inversión bruta fija, la variación del PIB podría ubicarse en una disminución del 1.5 por ciento en 2025 con respecto a 2024 (Solís, M. B., 2024). Este escenario podría provocar un impacto negativo en la creación de empleos formales, lo que podría conducir a una contracción del consumo privado, y así, inhibir la oferta de bienes pecuarios incluyendo a los lácteos y los satisfactores cárnicos. El reto de la nueva administración es evitar esa caída del PIB mediante un aumento de la inversión privada, esto es incrementar la demanda con recursos del ahorro (Solís, M. B., 2024).
Es relevante la fuerte inquietud de los diferentes inversionistas privados nacionales y extranjeros sobre la reforma que se está haciendo del sistema judicial (la reforma no es un aspecto macroeconómico, pero impacta en el aspecto macroeconómico, es decir, en la inversión). La reforma del poder judicial puede ser un factor que impulse o inhiba la inversión. Otra preocupación que inquieta a los inversionistas es la muy limitada presentación de un plan amplio de negocios viable para el futuro de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y el riesgo de que estas empresas oferten a precios altos sus insumos, disminuyendo la rentabilidad en los demás sectores económicos (Solís, M. B., 2024), incluyendo a las industrias de la carne de res y láctea.
Un tema recurrente que se menciona en los medios masivos de comunicación es la creciente violencia que hay en distintas partes de México, que perjudica la inversión, y por lo tanto, al PIB (Solís, M. B., 2024). El lector podrá apreciar que una disminución del PIB podría repercutir en la actividad pecuaria lechera y de carne de res, ya que, al disminuir el PIB se generan menos empleos formales y esto podría conducir a un mercado interno débil, lo que podría llevar a un menor consumo de leche, quesos, mantequilla, crema, dulces de leche, yogurt y carne de res.
LA INFLACIÓN COMO UN FACTOR QUE PUEDE IMPACTAR A LOS SISTEMAS LECHERO Y DE CARNE DE RES EN EL PAÍS.
La estabilidad de precios fue anunciada como una de las prioridades del nuevo gobierno. En el gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum se trabaja, en acciones para impulsar la producción de bienes y servicios, además de que la administración gubernamental convocará a empresarios de las principales empresas del país para continuar con el acuerdo contra la carestía y la inflación, que comenzó a funcionar en 2022, cuando México sufría un aumento de precios a consecuencia del conflicto armado entre Rusia y Ucrania provocando disrupciones en las cadenas de suministros y las secuelas de la pandemia de Covid- 19 (Carbajal, B., 2024). El Apacic, primero conocido como Paquete Contra la Inflación y la Carestía (Pacic), es un programa que impulsó el expresidente Andrés Manuel López Obrador desde mayo 2022 con el fin de detener la inflación alimentaria que enfrentaba el país, esto mediante un acuerdo con grandes empresas del sector para que no se elevaran los precios (Carbajal, B., 2024).
El Paquete, que con el paso del tiempo ha tenido modificaciones, ha sido un elemento importante para desacelerar el encarecimiento enérgico de precios; sin embargo, el Apacic aún no cumple cabalmente con su objetivo que era reducir en 8 por ciento el costo promedio de un conjunto de 24 mercancías de consumo básico. De mayo de 2022 a septiembre de 2024 el costo promedio de estos 24 productos ha aumentado 4.1 por ciento al ir de mil 68 pesos a mil 120 pesos (Carbajal, B., 2024). El anuncio de la presidenta de reunirse con empresarios de las principales empresas del país se debe a que todavía el precio de la canasta básica de alimentos para las familias sigue alto.
La mandataria pretende mantener un acuerdo con productores, mayoristas, tiendas de autoservicio, detallistas, procesadores y demás, para que los precios sean accesibles a los consumidores finales, además de evitar la especulación (Carbajal, B., 2024). Las acciones del gobierno de Sheinbaum Pardo no se acotarán a contener la inflación por medio de este acuerdo final de la cadena de valor, sino que la mandataria busca disminuir la inflación de raíz, con políticas económicas de apoyo al campo mexicano hasta lograr la soberanía alimentaria, es decir, que todos los alimentos básicos que México consume se produzcan en el país (Carbajal, B., 2024). El aumento sustancial, sostenido y generalizado de los precios de los bienes y servicios de la economía mexicana a través del tiempo, afecta al consumidor disminuyendo su capacidad de compra, y probablemente colocándolo en situación de pobreza, o de una limitada adquisición de bienes y servicios de primera necesidad.
El aumento del salario mínimo, los programas sociales, la mejor distribución de la riqueza y la mayor captación de remesas pueden contrarrestar el deterioro del poder de compra del consumidor, por la inflación. Con respecto a las remesas, en los últimos doce meses (septiembre 2023 – agosto 2024), el flujo acumulado de los ingresos por éstas fue de 64 mil 872 millones de migradólares (Carbajal, B., 2024). Gran parte de las remesas que llegan al país provienen de Estados Unidos (EU), donde residen 95 por ciento de la población migrante mexicana en el planeta, por tanto, las fluctuaciones en el tipo de cambio del peso mexicano frente al dólar estadounidense impactan las decisiones de los connacionales sobre el monto de remesas a enviar a México (Carbajal, B., 2024). Las remesas han sido un factor central para el dinamismo del consumo doméstico (Carbajal, B., 2024), incluyendo satisfactores como la carne de res y productos lácteos.
La inflación impacta negativamente a los productores mediante aumento de costos de producción de leche y carne de res. En ocasiones los costos de producción elevados por la inflación superan los precios de venta de los productores, descapitalizándolos, por lo que, algunos de ellos presentan posibilidades de desaparecer en el mercado. La inflación afecta a los oferentes no solamente a nivel de producción primaria, además en los eslabones de transformación, almacenamiento y distribución. Así, los productores de leche y carne de res se ven amenazados por el aumento de precios de los insumos que aplican en los diferentes eslabones de la cadena de valor. En México, la inflación general anualizada a septiembre de 2024 se ubicó en 4.58 por ciento, la subyacente en 3.91 por ciento y la de mercancías en 2.92 por ciento. La inflación general continúa por encima del objetivo del Banco de México y su rango de variabilidad de 3 por ciento +/- 1 por ciento.
LA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA EN MÉXICO Y SU POSIBLE IMPACTO EN LOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN DE CARNE DE RES Y LECHE.
Riqueza e ingreso son conceptos diferentes aunque estrechamente ligados. La concentración del ingreso (recursos generados en un año por el proceso productivo) se convierte en capacidad de inversión y aumento de la riqueza (propiedad de bienes de producción), lo que a su vez genera más ingreso a los dueños de los bienes de producción en una espiral de acumulación de riqueza que se retroalimenta a sí misma (Márquez, A. D., 2024). La Riqueza Privada de México – según Oxman-México, El monopolio de la desigualdad, 2024 – tiene un valor estimado de 2.2 billones de dólares (noviembre de 2023), y 93 por ciento de estos activos físicos pertenecen a 10 por ciento de las empresas. De esta riqueza (2.2 billones de dólares), 59.8 por ciento está en manos de 293 mil 980 personas ricas (0.22 por ciento de la población con activos de más de un millón de billetes verdes), incluyendo a 14 “superricos” y sus familias (con más de mil millones de dólares) que poseen 8.18 por ciento de la riqueza.
El restante 40.2 por ciento de la riqueza está en el resto de la población (Márquez, A. D., 2024). De acuerdo a Oxfam, el PIB se distribuyó en 2022 en México de la siguiente manera: el capital (las empresas) concentraron 55 por ciento, el trabajo 39 por ciento y el Estado (impuestos netos) 5 por ciento. Discrepancia de 1 por ciento por redondeo (Márquez, A. D., 2024). Del Ingreso Total de los hogares mexicanos, y de acuerdo a Inequality, 64.6 por ciento se concentra en el país en 10 por ciento de los hogares, inequidad solo superada por Sudáfrica, donde se concentra el 65.4 por ciento en 10 por ciento de los hogares sudafricanos; el 26.8 por ciento del Ingreso Total en México se concentra en uno por ciento de los hogares mexicanos, donde ningún país nos supera (Márquez, A. D., 2024). Del Ingreso Nacional Disponible (IND), según el Inegi, el factor de la producción trabajo (salarios) llegó a recibir 43.5 por ciento en su máximo de 1976 (+/- 60 por ciento en países desarrollados), cayó a 29.8 por ciento en 2006, subió a 30.3 por ciento en 2018, y a 33.6 por ciento en 2022. Se aprecia la caída del ingreso al trabajo de 1981 a 2018, así como el ascenso de las utilidades (excedente bruto de operación) de las empresas (Márquez, A. D., 2024).
Está claro que el país debe elevar sustancialmente las remuneraciones al trabajo, disminuir las utilidades excesivas y las parasitarias, y completar una progresividad justa del impuesto sobre la renta (ISR), gravar a la riqueza de alto nivel, frenar los oligopolios y evitar la evasión transnacional (Márquez, A. D., 2024). México al disminuir la desigualdad distributiva generaría un mercado interno más amplio, esto podría incrementar la demanda doméstica y, por lo tanto, la posibilidad de un mayor consumo de mercancías lácteas y de carne de res, beneficiando a los sistemas de producción de leche y carne de res.
:: CONCLUSIONES ::
I) Tanto los aspectos microeconómicos como los macroeconómicos inciden en la rentabilidad económica, contable y financiera de las unidades de producción lecheras y en las productoras de carne.
II) Los oferentes de carne de res y de leche deben conocer su entorno interno y externo, y así, implementar políticas, programas, procedimientos, estrategias, planes y proyectos, elementos esenciales para contrarrestar amenazas y encontrar caminos que den permanencia a sus unidades de producción en el mercado del país.
III) Es necesario elaborar un aproximado diagnóstico de la situación macroeconómica del país, con el fin de que a partir de ese conocimiento se proceda a enfrentar los nuevos retos que presenta la economía del país, así como la continuidad de aspectos económicos, sociales y políticos que se vienen desarrollando en México, y así enfrentar retos presentes en el sistema de producción de leche y en el de carne de res.
IV) Hay aspectos macroeconómicos positivos en México que pueden conducir al país a un fuerte desarrollo de los sistemas de producción de leche y carne de res.
V) El país presenta importantes amenazas que podrían frenar el crecimiento y desarrollo del sector lechero y del sector de carne de res. Algunas de estas amenazas son: la inseguridad, el déficit de las finanzas públicas con respecto al PIB, la desigualdad distributiva, la inflación, la deuda total del gobierno, y otras amenazas macroeconómicas y de política fiscal y monetaria.
VI) La intención del gobierno federal de disminuir el déficit de las finanzas públicas podría afectar el crecimiento económico del país, y por lo tanto, de los sistemas de producción de carne de res y leche.
VII) Un reto de la nueva administración es sostener y aumentar el PIB, lo que provocaría una mayor cantidad de empleos formales, ampliándose la demanda doméstica (mayor consumo e inversión bruta fija), configurando un escenario de un posible mayor consumo de mercancías pecuarias como leche, carne de res y otros productos ricos en proteína, estimulando la producción nacional de los sistemas pecuarios del país, incluyendo al sistema de producción lechera y la producción de carne de res.
VIII) Un elemento macroeconómico que debe ser observado sistemáticamente por los productores de leche y carne de res, así como por el gobierno, es la inflación, ya que ésta deteriora la producción y el consumo de leche y de carne de res.
IX) Un reto al que se enfrenta la nueva administración, es disminuir la desigualdad distributiva en el país. La disminución de la desigual distribución de la riqueza fortalece y amplía la demanda interna de la nación (mayor consumo privado y una mayor inversión bruta fija), lo que podría conducir a un impacto favorable en los sectores lechero y de carne de res.
X) En la actualidad los agentes económicos de los sectores agropecuario, agroindustrial y de servicios, deben conocer los aspectos macroeconómicos, así como los microeconómicos, para tomar mejores decisiones, y así brindar mayores posibilidades de permanencia de sus unidades de producción, incluyendo las que producen leche y carne de res.
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Artículo publicado en “Entorno Ganadero Diciembre Enero 2025“