Bioseguridad en granja

Elemento Imprescindible para la Salud Avícola

Nora R. Flores Huitrón
Patricia Mora Medina
Eunise Sarai Puebla Pimentel.

Resumen

La industria avícola mexicana es la actividad pecuaria más dinámica del país y uno de los sectores estratégicos para la alimentación en México. Como uno de los ejes de la avicultura, es imprescindible mantener la salud de la parvada que, de lo contrario, puede afectar la rentabilidad de la unidad productiva y comprometer el abastecimiento de alimentos para la población. De ahí la importancia de evitar el ingreso de agentes infecciosos a la unidad avícola, implementando medidas de bioseguridad. Por lo tanto, el trabajo tiene como objetivo determinar los principales elementos de la bioseguridad en las granjas avícolas, entre los que destacan: Localización de la granja; Características de construcción de las naves (galpones o casetas); Control de parvadas extrañas a la granja; Limpieza y desinfección de los galpones; Control de fauna ajena; Control de visitas; Evitar el stress en las aves encasetadas; Evitar la contaminación del pienso; Control de vacunaciones y administración de medicamentos; Control de deyecciones; Disposición de cadáveres; Manejo sanitario de compostas.

Así como los errores más comunes que impactan de forma negativa para el ingreso de agentes infecciosos y comprometen la salud de las aves como es el caso de la Influenza aviar de alta patogenicidad. Se concluye que, de acuerdo con los estudios analizados, las unidades de producción avícola comercial no cumplen con el 100% de las medidas preventivas, por lo que es necesario realizar autodiagnóstico de bioseguridad para implementar, corregir o mejorar las acciones con el fin de reforzar las medidas preventivas y salvaguardar la salud y rentabilidad de la avicultura comercial.

Introducción. De acuerdo con datos de la Unión Nacional de Avicultores (UNA), la industria avícola mexicana es la actividad pecuaria más dinámica del país y uno de los sectores estratégicos para la alimentación en México. La industria contribuye con una producción de aproximadamente 36.1 millones de pollos por semana, mismos que son comercializados en la siguiente clasificación: vivo 37%, mercado público 9%, supermercado 3%, rosticero 36%, partes y valor agregado con 15%. Cabe señalar que además, el pollo y el huevo, son los principales alimentos de origen pecuario que consume la población, tal como lo refiere el Consejo Mexicano de la Carne en su compendio estadístico 2019, ya que la carne de pollo alcanzó los 4.3 millones de toneladas, de los cuales el 80% fueron generadas por productores nacionales (COMECARNE, 2019); por lo tanto, es imprescindible que las unidades de producción avícola mantengan los niveles de producción que demanda el consumidor nacional; sin embargo, además de implementar medidas que incrementen el potencial productivo de las aves, entre las cuales destacan, alimentación, genética, medicina preventiva; es imprescindible mantener la salud de la parvada que, de lo contrario, puede afectar la rentabilidad de la unidad productiva (Bagust, 2008).

En este sentido, se sabe que las enfermedades aviares de origen bacteriano en gallinas ponedoras y reproductoras, son consideradas como una de las más frecuentes causas de pérdidas económicas en el sector avícola. Las consecuencias radican en la disminución en la producción y pérdida de la calidad de huevos, así como elevada mortalidad de las aves; sin mencionar los altos costos por diagnóstico y tratamiento (Mira y cols., 2017). De ahí la importancia de evitar el ingreso de agentes infecciosos a la unidad avícola, implementando medidas de bioseguridad. La bioseguridad, tiene diferentes definiciones; sin embargo, para los fines de este trabajo, se tomará como un sistema que reduce los riesgos de introducir o difundir agentes infecciosos en las instalaciones avícolas (Anzola y cols., 2016). Por ello, el trabajo tiene como objetivo determinar los principales elementos de la bioseguridad en las granjas avícolas y los errores más comunes que impactan de forma negativa en la salud de las aves.

Material y Métodos.

Se revisó la literatura por pares publicada entre 2000 y 2022. Se buscaron los artículos relacionados, utilizando la base de datos de Google académico considerando los términos: bioseguridad en granjas avícolas, categorización de medidas de bioseguridad, enfermedades aviares y bioseguridad, tanto en idioma inglés como en español. Con dicha información se determinaron las principales medidas y los factores de riesgo que impactan en la pérdida de bioseguridad.

Resultados y Discusión.

I. MEDIDAS DE BIOSEGURIDAD.

Son todas aquellas actividades o barreras preventivas que evitan el ingreso o diseminación de agentes infecciosos hacia o dentro de la granja avícola. Las medidas de bioseguridad que se enlistan en la literatura, se muestran en el cuadro 1.

Cuadro 1. Medidas de bioseguridad y su descripción, reportadas en la literatura

MEDIDA DESCRIPCIÓN REFERENCIA
a) Localización de la granja. La granja debe mantenerse lo más alejada posible de
otras granjas avícolas (distancia mínima 500 metros) o
de distinta especie (distancia mínima 5 km). Así mismo,
la granja deberá mantenerse alejada y aislada de cualquier
centro urbano, matadero, basurero o carreteras
principales.
(Galindo, 2005).
b) Características de construcción
de las naves (galpones).
La granja y entre las casetas deben contar con buen aislamiento
tanto de techos como de paredes, no sólo para
favorecer el mantenimiento de unas condiciones medioambientales
de temperatura y humedad óptimas, sino para
evitar el ingreso de fauna y personas ajenas a la nave.
Casetas con ambiente controlado contarán con
filtros para bacterias y virus a la entrada de la toma
de aire.
(Galindo, 2005).
c) Control de parvadas y
otra fauna ajena a la granja.
Contar con accesos restringidos para fauna ajena, principalmente
aves silvestres. Colocar mallas pajareras y contar
con dispositivos para el control de insectos y roedores.
(Galindo, 2005).
d) Personal operativo de
la granja.
Es el personal que labora en las diversas actividades de la
granja y debe mantener condiciones de salud, estar capacitado,
así como contar con buenos hábitos higiénicos y
portar la indumentaria solamente dentro de las instalaciones
avícolas. La administración deberá proporcionar las facilidades
para que el personal
(Galindo, 2005).
e) Limpieza y desinfección
de los galpones.
Al margen de las tareas de limpieza diarias, que están en
función de la parvada y del sistema de explotación utilizado;
aprovechando los vacíos sanitarios de la granja entre lote
y lote de aves (sistema todo dentro todo fuera), llevaremos
a cabo una completa limpieza. Y desinfección de la granja.
(Galindo, 2005).
f) Control de visitas. Al margen de las tareas de limpieza diarias, que están en
función de la parvada y del sistema de explotación utilizado;
aprovechando los vacíos sanitarios de la granja entre lote
y lote de aves (sistema todo dentro todo fuera), llevaremos
a cabo una completa limpieza. Y desinfección de la granja
(Federico, 2016)
g) Control sanitario
de las aves.
Por efecto de trazabilidad, se deberá contar con el historial
sanitario de la parvada; no se deben mezclar aves de
diferentes orígenes y especies
(Galindo, 2005).
h) Evitar el stress en
las aves encasetadas.
Evitar prácticas zootécnicas y ambientes estresantes que
pueden disminuir la respuesta del sistema inmune, haciendo
más vulnerables a las aves al ataque de agentes infecciosos
(Galindo, 2005).
i) Evitar la contaminación
del pienso.
Evitar la humedad en los lugares de almacenamiento del
pienso y en los silos, ya que el exceso de humedad favorece
el crecimiento de microorganismos. Ej. hongos
(Galindo, 2005).
j) Control de vacunaciones
y administración de
medicamentos.
Los programas de medicina preventiva, deberán ser elaborados
por el MVZ responsable y seguir los protocolos establecidos,
de acuerdo con los agentes infecciosos presentes
en la región.
(Galindo, 2005).
k) Control de deyecciones. La unidad de producción ha de contar con un sistema de
manejo de las deyecciones que cumpla con la normativa
vigente incluyendo el registro de descarga en aguas
residuales.
(Galindo, 2005).
l) Disposición de cadáveres. (Galindo, 2005).
m) Manejo sanitario
de composta.
La disposición final de la composta debe llevar a una
biotransformación con la que se evita contaminación
orgánica, generando un producto (abono) en que se han
eliminado agentes infecciosos.
(Galindo, 2005).

a) Localización de la granja. Las granjas se deben ubicar en zonas planas, evitar zonas altas o en desniveles que permitan encharcamientos (Federico, 2016). En cuanto al aislamiento o lejanía de la granja, la justificación de esta medida es que se debe considerar que el viento transporta microorganismos ligeros que son viables para infectar a las aves; por lo tanto, si se tiene distancia adecuada de zonas habitadas o de otras granjas, se reduce el riesgo de introducción de agentes infecciosos a la parvada. Es una buena práctica colocar barreras naturales (barreras fitosanitarias), como árboles alrededor de la granja. Esta barrera impide el ingreso de agentes provenientes por el aire, evitando el contagio de enfermedades procedentes de granjas vecinas (Federico, 2016). Además, este aislamiento o distancia de la granja, es menos factible de que se pueda ser transitada y visitada por personal ajeno.

De igual manera, es deseable que los caminos de acceso a la granja sean asfaltados y no de terracería, así como ser de uso exclusivo para el personal propio de la unidad productiva, con lo cual se reduce el tráfico de camiones y personas ajenas al mínimo posible (Galindo, 2005). Además, es importante que existan carteles previos al ingreso al predio que indiquen la detención de aquellas personas ajenas al establecimiento que quieran acceder al mismo (Federico, 2016). Se determinará también la disponibilidad de agua dulce y el agua potable. Se evaluará la pertinencia del suministro para cubrir las necesidades de funcionamiento y producción de la unidad (Williams, 2013).

b) Características de construcción de las naves (galpones). En lo que respecta a este punto, la caseta debe estar aislada del exterior lo más posible, por medio de malla o alambrado (mínimo 2 m de altura) en todo su perímetro (Galindo, 2005), el cual se debe situar a una distancia mínima de 20 metros de los galpones (Federico, 2016). Sólo tener dos entradas y controladas, una para el personal y otra para los vehículos, permaneciendo ambas puertas cerradas. Las puertas de las naves deben encontrarse en perfecto estado y estar siempre cerradas (Federico, 2016). Las entradas exteriores deben mantenerse con unos 5 metros por fuera del alambrado libre de vegetación, así como cubrir perfectamente el espacio entre el suelo y el borde inferior de la malla, con el objetivo que se impida el acceso de animales salvajes, insectos, ratones o ratas (Galindo, 2005; Federico, 2016).

c) Control de parvadas y otra fauna ajena a la granja. Para evitar transmisión de agentes patógenos, en el mismo predio, no deberán coexistir aves comerciales con otro tipo de ejemplares, ya que gansos, patos, pavos, avestruces u otras aves en cercanías a la granja sirven como reservorios. Asimismo, se debe evitar el ingreso de aves silvestres mediante las barreras físicas de protección (malla antipájaros). De igual manera, es sumamente importante que el establecimiento posea un protocolo escrito de desinsectación, control de moscas, escarabajos y roedores supervisado por el veterinario responsable. Tenga en cuenta que el momento ideal para hacer el control de plagas es el momento de descanso o vacío sanitario de la granja (Federico, 2016).

d) Personal operativo de la granja. Es el personal que labora en las diversas actividades de la granja y debe mantener condiciones de salud, estar capacitado, así como contar con buenos hábitos higiénicos (evitar comer, escupir, estornudar, entre otros, dentro del galpón) y portar la indumentaria solamente dentro de las instalaciones avícolas. La administración deberá proporcionar las facilidades para que el personal cuente con exámenes médicos, al menos, una vez al año. En cuanto a la indumentaria, ésta debe ser de color claro, limpio, con calzado cerrado, de material resistente e impermeable. El uniforme no contendrá bolsas para evitar guardar objetos que pueden considerarse como vehículos de agentes patógenos. El personal deberá desprenderse de la joyería, maquillaje y barniz de uñas previo a ingresar a la granja. Se deberán lavar las manos de forma continua, antes, durante y posterior al desarrollo de la actividad laboral. El personal que realice la limpieza y desinfección de las casetas, deberá, además, utilizar la ropa y equipo de protección necesarios como se indique en las hojas de seguridad de los limpiadores y desinfectantes utilizados (Anzola y cols., 2007).

e) Limpieza y desinfección de los galpones. Una práctica imprescindible es la limpieza y desinfección de las naves y utensilios, ya que reduce la cantidad de agentes infecciosos, capaces de producir enfermedad en las aves. Tener en cuenta que es necesario desmontar y llevar al exterior todo el material y dispositivos avícolas susceptibles a contaminación. La granja será barrida, lavada, desinfectada y, en su caso, flameada a fondo. Con procedimientos de limpieza, se reduce la materia orgánica adherida a los materiales y con la desinfección, los microorganismos patógenos contaminantes en su mayoría logran eliminarse.

De esta manera, se habilita higiénica y sanitariamente la nave y con ello, se evita exponer a las nuevas aves, incluyendo a los pollitos de un día, al contacto con heces, plumas, polvo y residuos orgánicos del lote anterior, ya que, aunque algunos patógenos mueren rápidamente, otros logran sobrevivir durante bastante tiempo si las condiciones son las óptimas (Galindo, 2005). En el interior de las casetas, se cuenta con instalaciones fijas (paredes, pisos, postes, entre otros) e instalaciones móviles (comederos, sistemas de calefacción removibles, ventiladores, entre otros). Las instalaciones fijas deben ser de fácil limpieza y desinfección. Los laterales de las naves de la granja deben contar con una malla antipájaros que debe estar íntegra en su exterior, evitando con ello el paso de aves ajenas a la unidad avícola.

En áreas cercanas, previo a la entrada o a los accesos de las naves, se debe contar con un espacio reservado para que los visitantes autorizados procedan a colocarse obligatoriamente la ropa y la protección necesarias para el ingreso (botas, overol y cofia). Las entradas, deberán contar con pediluvios con soluciones desinfectantes que serán recambiadas continuamente. Las soluciones deberán estar protegidas de los rayos del sol, altas temperaturas, humedad y materia orgánica. Los pediluvios serán pisados por todas las personas (botas de hule) que ingresen a la caseta para evitar la introducción de microorganismos patógenos. Por otro lado, en el interior de las naves, se tendrá cuidado de no almacenar material no necesario o en desuso, evitar dejar materiales sucios.

Será necesario contar con un área físicamente separada del resto de las instalaciones para el almacenamiento de fármacos, así como de los productos de limpieza y desinfección, y éstas a su vez, ser independientes del área de almacenamiento de sustancias para el control químico de plagas. Estos productos deben ser debidamente etiquetados y almacenados bajo las condiciones que el fabricante recomiende (Federico, 2016). En cuanto a las instalaciones móviles deben ser extraídas de la nave y sus materiales de fabricación deben permitir su fácil limpieza y desinfección (Federico, 2016).

f) Control de las visitas. Es imprescindible que no tenga acceso a la granja personal ajeno (Federico, 2016; Galindo 2005); sin embargo, esto es imposible ya que alimentos, gas y otros insumos deben ser provistos por personal que no forma parte de la unidad avícola; por lo tanto, es necesario que sólo ingresen los proveedores mínimos necesarios que tengan vinculación directa con la producción (veterinarios, supervisores de granja, vacunadores y cargadores) pueden acceder al interior de los galpones, cumpliendo con los protocolos de bioseguridad que pueden incluir, actividades mínimas a realizarse antes de la entrada de los vehículos, éstos serán lavados, para lo cual se contará con el correspondiente equipo de lavado y/o con un arco de desinfección que asperja al vehículo completamente.

Recordar que las zonas más peligrosas de los camiones suelen ser los ascensores de carga, la cabina y los bajos, y en cuanto al personal, los fómites (calzado y la ropa de los choferes y del personal operativo). Deben ingresar con ropa de trabajo propia de la caseta y debe ser exclusiva para este fin, debiendo permanecer la indumentaria en el galpón cuando se finaliza las tareas. Con fines de rastreabilidad, es indispensable contar con un libro de registro de visitas en el que se especifique, al menos, nombre del visitante, empresa, motivo de la visita, fecha y último lugar donde tuvo lugar contacto con parvadas. Todo el personal propio y ajeno deberán continuamente lavarse, y en su caso, sanitizar las manos (Federico, 2016; Galindo, 2005).

g) Control sanitario de las Aves. Por aspectos de trazabilidad, se deben adquirir aves con sello de calidad que garanticen su salud antes de ingresar a la granja, manifiesto en la factura y documentación sanitaria (Federico, 2016).

h) Evitar el stress en las aves encasetadas. Actualmente, mantener las condiciones de bienestar de las aves dentro de las naves es imprescindible para evitar prácticas zootécnicas y ambientes estresantes que pueden disminuir la respuesta del sistema inmune, haciendo más vulnerables a las aves al ataque de agentes infecciosos. Por lo tanto, se deberá evaluar el costo-beneficio de las prácticas convencionales como el despique, hacinamiento, falta de enriquecimiento, elevadas temperaturas microambientales, ruido, exceso de luz, olores extraños, presencia de personal ajeno a la unidad avícola, presencia de otras parvadas, inadaptación a los sistemas de alojamiento, entre otras (Galindo, 2005).

Bioseguridad en granja Bioseguridad en granja aves impresindible1i) Evitar la contaminación del pienso. La contaminación del pienso puede ser de origen, esto es, antes de ingresar a la granja podría venir contaminado con agentes infecciosos, tales como el Aspergillus flavus. Sin embargo, también puede producirse el crecimiento de agentes infecciosos dentro de la granja si no se almacena en condiciones idóneas, por ello, se sugiere evitar la humedad en los lugares de almacenamiento y en los silos. En este último, es imprescindible contar con un procedimiento de limpieza y desinfección que se aplique periódicamente en los silos de los alimentos. Es recomendable tener dos silos; mientras uno está en servicio, el otro puede estar bajo el procedimiento de limpieza y desinfección de forma alternada. Además, se deberá tener una evaluación del proveedor de alimentos para asegurarse de la calidad sanitaria de los insumos (Galindo, 2005).

j) Control de vacunaciones y administración de medicamentos. Los programas de medicina preventiva, deberán ser elaborados por el MVZ responsable y seguir los protocolos establecidos, de acuerdo con los agentes infecciosos presentes en la región. La persona encargada de la vacunación ha de tener un perfecto conocimiento de la vacuna en cuestión (dosis, forma de aplicación, intervalos de revacunación, entre otros). Se deben utilizar materiales previamente limpios (Ej. Aspersores, lancetas, entre otros); así como las manos de los vacunadores. Usar bitácoras o registros en donde se anoten al menos, los siguientes datos: día de la vacunación, el lote, tipo y fecha de caducidad de la vacuna. Se debe evitar realizar el procedimiento, si las aves se encuentran bajo condiciones de estrés lo que las hará más propensas a las enfermedades infecciosas al estar disminuido el sistema inmune (Galindo, 2005).

Bioseguridad en granja Bioseguridad en granja aves impresindible2

k) Control de deyecciones. La unidad de producción ha de contar con un sistema de manejo de las deyecciones que cumpla con la normativa vigente incluyendo el registro de descarga en aguas residuales (Galindo, 2005).

l) Disposición de cadáveres. La mortandad diaria, o la producida por alguna enfermedad deberán eliminarse dentro del predio del mismo establecimiento. Es de suma importancia que, independientemente al método de eliminación final utilizado, éste debe impedir la diseminación de agentes infecciosos que afecten el rendimiento de las aves (Federico, 2016).

m) Manejo sanitario de composta. La disposición final de la composta debe llevar a una biotransformación con la que se evita contaminación orgánica, generando un producto (abono) en que se han eliminado agentes infecciosos (Galindo, 2005).

Bioseguridad en granja Bioseguridad en granja aves impresindible3Se puede observar que independiente del número y/o rubro de las actividades a implementar, el mayor riesgo que puede tener una producción avícola es no contar con un plan de bioseguridad, o bien, aun cuando se haya diseñado, no seguir puntualmente las medidas preventivas es un riesgo latente para comprometer la salud aviar (Galindo, 2005).

II. RIESGOS DE INTRODUCCIÓN DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS ASOCIADAS A INCUMPLIMIENTO EN MEDIDAS DE BIOSEGURIDAD. Si no se cumplen los protocolos de bioseguridad, se corre el riesgo de introducción y transmisión de agentes infecciosos hacia y entre las aves, tal como se muestra en el cuadro 2.

Cuadro 2. Ejemplo de patógenos específicos con mayor riesgo de introducción accidental en las unidades avícolas comerciales

Bioseguridad en granja Bioseguridad en granja aves impresindible

Como se puede observar, varias de estas enfermedades aviares, tienen como principal riesgo la pérdida de una o varias de las actividades de bioseguridad. Al respecto, en el estudio de Ssematimba y Cols. (2013), encontraron en las granjas como principales riesgos de introducción de la enfermedad de influenza aviar de alta patogenicidad: el movimiento de aves entre granjas durante el vaciado parcial, conductas de riesgo, tales como evadir o incumplir las especificaciones de los protocolos de bioseguridad por los visitantes, contacto con fómites; malas prácticas en el manejo y la disposición final de residuos; así como la presencia de otras especies animales en las granjas avícolas y actividades de riesgo entre los vecinos de las granjas. Adicionalmente, malas prácticas del personal de la granja tales como portar teléfonos celulares y joyería al interior de las casetas, no realizar las duchas previas al acceso, intercambiar equipos agrícolas sucios entre las casetas. Otros riesgos identificados fueron ausencia de protocolos o instalaciones de bioseguridad.

De igual manera, Germany y cols. (2019), caracterizaron las medidas de bioseguridad de las granjas avícolas ubicadas en la provincia de Coronel Portillo, Ucayali-Perú en medidas obligatorias (Desinfección de vehículos y zapatos, Tratamiento de agua, Almacenamiento adecuado del alimento, Programa de limpieza y desinfección, Programa de control de plagas -moscas y roedores-, Sistema de disposición de aves muertas y Personal capacitado en buenas prácticas de sanidad) y medidas complementarias (Localización de la granja, Control y prevención en el ingreso, Características de la granja, Conformación de los lotes, Programa de limpieza, Control de otras especies y Capacitación del personal).

Los datos recolectados fueron verificados visualmente y se registraron con la calificación 1 = cumplió y 0 = no cumplió, considerando las medidas de bioseguridad. Dentro de las siete medidas de bioseguridad obligatorias, todas las granjas estudiadas contaban con un programa de desinfección y el 98.1% con un sistema de disposición de aves muertas; sin embargo, ninguna granja cumplió con las siete medidas, siendo el mayor problema la falta de capacitación del personal, donde solo el 15.1% de granjas lo cumplía. Las medidas de bioseguridad complementarias fueron cumplidas en forma variable entre las granjas y entre los distritos. Todas las granjas avícolas contaban con un programa de desinfección; sin embargo, ninguna cumplió con las siete medidas de bioseguridad obligatorias.

El mayor problema detectado fue la falta de capacitación del personal, donde solo se cumplían en el 15.1% (8/53) de las granjas. Los investigadores concluyen que el cumplimiento de las medidas de bioseguridad complementarias fue variable entre las granjas y entre los distritos. Solo el 3.8% (2/53) de las granjas realizaba el control de aves silvestres. Como se puede determinar con los resultados de este estudio es que un factor de riesgo latente en estas unidades avícolas radica en la falta de control de aves silvestres que pueden ser las transmisoras de la enfermedad de influenza aviar de alta patogenicidad.

De forma similar, los hallazgos de Cevallos y Cuadrado (2010), sobre la caracterización y análisis de las prácticas de producción avícola en pequeños y medianos productores, relacionadas con la Bioseguridad en cuatro zonas de alta producción avícola en el Ecuador, evidenciaron la presencia de clusters que podrían conformar corredores epidemiológicos de alto riesgo para enfermedades de rápida difusión, los cuales denotan que, aunque existen granjas con un nivel de cumplimiento alto de bioseguridad, la proximidad a las granjas aledañas son un factor de riesgo, ya que alrededor del 50% de las granjas en la zona de Balsas se encuentran ubicadas a una distancia menor a 1000 metros. Además, en su estudio se pudo determinar que ninguna de las granjas estudiadas en las diferentes zonas presenta un manejo adecuado de prácticas de Bioseguridad de acuerdo con los parámetros establecidos que permita evidenciar una buena producción y sanidad.
Conclusiones.

Las medidas de bioseguridad, se consideran la práctica de manejo más barata y segura para el control de las enfermedades. Sin embargo, es necesario que la unidad avícola no sólo cuente con un programa preventivo de enfermedades, sino que se implemente correctamente del plan de bioseguridad, sin omitir ningún aspecto, ya que puede comprometer la viabilidad sanitaria de la parvada.

El personal encargado de las unidades avícolas, deben exigir que se sigan al pie de la letra las medidas preventivas, como la ejecución de las actividades de bioseguridad para no poner en riesgo la salud de la parvada.

La mayoría de los trabajos analizados con respecto a la evaluación de la bioseguridad en las unidades productoras comerciales han evidenciado fallas u omisiones en la implementación de dichas medidas preventivas, lo cual pone a la granja en riesgo latente de ingreso y/o diseminación de agentes infecciosos comprometiendo la salud y rentabilidad de la producción avícola comercial.

Es necesario realizar evaluaciones periódicas de bioseguridad, a manera de autodiagnóstico, para implementar, corregir o mejorar acciones con el fin de reforzar las medidas preventivas.

REFERENCIAS.

• Anzola Vásquez, H; et al. (2006). Las buenas prácticas de bioseguridad en granjas de reproducción aviar y plantas de incubación: conceptos básicos para su aplicación en Colombia. Ed. Grupo Transferencia de Tecnología. En: http://hdl.handle.net/20.52324/23219

• Bagust, T. J. (2008). Salud de las aves de corral y control de enfermedades en los países en desarrollo. Revisión del desarrollo avícola. FAO: 1-6.

• Cevallos, M., & Cuadrado, C. (2010). Estudio y caracterización de las prácticas de manejo sanitario y bioseguridad en granjas avícolas de pequeños y medianos productores de cuatro zonas de alta producción en el Ecuador. Universidad San Francisco de Quito. En:< En: http://repositorio. usfq. edu. ec/handle/23000/689>[ Consultado el 10 de febrero de 2023].

• COMECARNE (2019). Compendio Estadístico 2019. Consejo Mexicano de la Carne. En: https://comecarne.org/wp-content/uploads/2020/05/Compendio_ Estadistico_2019.pdf . Consultado el 03 de febrero de 2023; 10:00 h.

• Federico, F. (2016). Manual de normas básicas de bioseguridad de una granja avícola. Instituto Nacional de Tecnologías Agropecuarias. Argentina. Recuperado de https://inta. gob. ar/sites/default/files/inta_-_manual_ de_normas_basicas_de_bioseguridad_final_1. pdf. Pp. 44

• Galindo, S. L. R. (2005). Bioseguridad en granjas avícolas. REDVET. Revista Electrónica de Veterinaria, 6(2), 1-17.

• Germany, L., Rondón, J., Durand, N., De la Torre, M., & Mendoza, Y. (2019). Caracterización de las medidas de bioseguridad de las granjas avícolas en la provincia de Coronel Portillo, Ucayali-Perú. Revista de Investigaciones Veterinarias del Perú, 30(3), 1274-1282.

• Mira, D. M. A., Turizo, C. M. F., & López, L. C. H. (2017). Colibacilosis aviar en una granja de reproductoras pesadas en Cundinamarca. Conexión Agropecuaria JDC, 7(1), 47-56.

• Ssematimba, A., Hagenaars, T. J., De Wit, J. J., Ruiterkamp, F., Fabri, T. H., Stegeman, J. A., & De Jong, M. C. M. (2013). Avian influenza transmission risks: analysis of biosecurity measures and contact structure in Dutch poultry farming. Preventive veterinary medicine, 109(1-2), 106-115.

• UNA (2023). Comportamiento de la industria en 2021. Unión Nacional de Avicultores. En: https://una.org.mx/industria/. Consultado el 07 de febrero de 2023, 17:15 h.

• Williams, C. M. (2013). Ubicación, emplazamiento y concentración de las unidades de producción avícola. Ed. FAO pp. 57-58.

Artículo publicado en “Los Avicultores y su Entorno Octubre Noviembre 2023

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