Ezequiel Sánchez R.
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Elizabeth Posadas H.
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CEIEPAv. FMVZ-UNAM.
El sector avícola global se caracteriza por un continuo crecimiento e industrialización, impulsados por factores demográficos, socioeconómicos y la urbanización progresiva. La avicultura juega un papel crucial en la seguridad alimentaria mundial. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, 2024), Estados Unidos lidera la producción de carne avícola (17% global), seguido por China y Brasil. En la producción de huevo, China encabeza la lista (38%), seguida por Estados Unidos (12%) e India (7%), concentrando Asia más del 64% de la producción global.
Para satisfacer la creciente demanda, la producción mundial de carne avícola se incrementó de 9 a 133 millones de toneladas entre 1961 y 2020, mientras que la producción de huevo aumentó de 15 a 93 millones de toneladas en el mismo periodo. En las últimas tres décadas, la producción global de huevo ha experimentado un crecimiento del 150%, con un incremento especialmente notable en Asia, donde la producción casi se ha cuadruplicado. En países en desarrollo, la cría de aves de corral involucra aproximadamente al 80% de los hogares rurales (FAO, 2024). En el contexto mexicano, la avicultura representa la actividad pecuaria más dinámica y un sector estratégico para la alimentación.
En 2023, el sector pecuario contribuyó con 0.747% al Producto Interno Bruto (PIB) total, y en conjunto con el sector agropecuario 15.22%; el sector pecuario contribuyó con un 37.948%. México se posiciona como el cuarto productor mundial de huevo entero, con un consumo per cápita de 24.5 kg anuales. Se estima que existen 172’837,655 aves de postura en producción en el país (UNA, 2024). El debate en torno al bienestar animal en la producción avícola ha ganado prominencia, incentivando una reevaluación crítica de los sistemas de producción vigentes.
Si bien la eficiencia productiva ha sido históricamente un factor determinante en la cría intensiva de gallinas, la creciente sensibilización pública sobre las implicaciones éticas y las limitaciones de recursos naturales exige una evaluación integral de las alternativas disponibles. Organizaciones internacionales como la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la FAO han establecido recomendaciones para mejorar las condiciones de vida de las gallinas ponedoras. La OMSA (2024) subraya la importancia de proporcionar suficiente espacio y recursos que permitan la expresión de comportamientos naturales en las aves. Asimismo, la FAO (2021) promueve la adopción de sistemas de producción sostenibles que integren el bienestar animal como un componente fundamental.
Se observa un incremento en la demanda de productos avícolas provenientes de sistemas que priorizan el bienestar animal entre los consumidores. Esta tendencia impulsa la innovación y el desarrollo de alternativas a los sistemas de cría intensiva tradicionales, particularmente aquellos basados en jaulas. La investigación científica se presenta como crucial para determinar las necesidades de espacio y recursos que garanticen el bienestar de las gallinas sin comprometer significativamente la eficiencia productiva.
A pesar de que los sistemas de producción intensivos con jaulas buscan optimizar la eficiencia económica mediante el uso eficiente de los recursos, se requiere un enfoque holístico e interdisciplinario que considere el impacto de los sistemas de alojamiento en los patrones de comportamiento, la salud física y mental, y las dinámicas sociales de las aves, trascendiendo las meras implicaciones económicas. En consecuencia, resulta imperativo que la investigación futura se centre en la identificación de indicadores objetivos de bienestar, el establecimiento de estándares científicos robustos y la provisión de información accesible para consumidores y todos los actores involucrados en la cadena de suministro. Este enfoque ético e informado permitirá desarrollar estrategias sostenibles y rentables que optimicen la productividad y garanticen el bienestar de las gallinas.
En la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se ha desarrollado un sistema prototipo de jaula avícola que proporciona mayor espacio en superficie y altura, así como recursos como perchas, nidos, bebederos y comederos. Los resultados preliminares indican mejoras en la integridad física, manifestadas en la integridad del plumaje al permitir el acicalamiento, así como movimientos más eficientes del ave. Una cobertura de plumas deficiente implica un mayor gasto energético para mantener la temperatura corporal (Peguri y Coon, 1993). En cuanto a la producción de huevos, los resultados muestran consistencia con los estándares. Adicionalmente, se observa una mejor regulación térmica al presentar una mayor libertad de movimiento de las aves dentro del sistema.
Este modelo de jaula ha permitido realizar pruebas de comportamiento con las tres principales líneas genéticas productoras de huevo existentes en México, obteniendo información que permite plantear estudios adicionales para optimizar el diseño y determinar la relación entre el enriquecimiento ambiental y el bienestar. Dentro de los aspectos importantes respecto a la producción en el diseño de la jaula, se encuentran la percha, la quilla del esternón y las relaciones sociales de las aves.
PERCHA Y QUILLA DEL ESTERNÓN
El análisis del binomio jaula-ave no puede separarse, ya que las aves, por su naturaleza, son más terrestres. Las aves actuales han sido seleccionadas para la producción de huevo, presentando un gasto de calcio en la formación del cascarón, empleando calcio de la dieta y del hueso medular, lo que hace a las aves susceptibles de presentar problemas como la fatiga de jaula, así como afectación de la quilla del esternón (que puede llegar a ser fractura). Aunque hay numerosos estudios sobre tipos de percha, formas y materiales, ubicación de éstas, las aves pueden presentar alteraciones físicas asociadas a su uso (Pickel & Schrader, 2011).
RELACIONES SOCIALES
La estabilidad de la parvada es crucial, ya que la alteración de su estructura social puede afectar la producción. En las grandes parvadas que se utilizan hoy en día, parece improbable que las aves puedan reconocer y recordar a todos sus compañeros (Campbell, Horton, & Hinch, 2018; Gómez et al., 2022). La identificación social en gallinas parece limitada a distancias cortas (Dawkins, 1995). Las gallinas domésticas en grupos pequeños, con una jerarquía de dominancia (jerarquía) que probablemente se basa en peleas de establecimiento, seguidas de una evaluación de estatus que implica el reconocimiento individual.
En grupos más grandes, se cree que este sistema se rompe, y las gallinas pueden adaptarse volviéndose menos agresivas o restringiendo sus movimientos a territorios definidos (D’Eath, 2003) mientras que en grupos más grandes de gallinas, aparecería un sistema que depende de la señalización de estatus en lugar del reconocimiento individual. La tenue iluminación en los sistemas de producción intensiva podría dificultar aún más la identificación individual (D’Eath, 1999). La presencia de machos puede tener un efecto reductor en el comportamiento agonístico, pero no en el picoteo de plumas, entre las gallinas ponedoras hembras alojadas en grupos grandes con altas densidades de población (Odén, Vestergaard, & Algers, 2000).
La evidencia científica sugiere que las gallinas ponedoras alojadas en grandes parvadas exhiben una estructura social caracterizada por la formación de subgrupos y la restricción de sus movimientos a áreas específicas dentro del entorno de alojamiento, un comportamiento análogo al observado en gallinas de la selva (McBride & Foenander, 1962).
LA IMPORTANCIA DE LA GENÉTICA AVIAR
Para alimentar a la creciente población humana, la producción de alimentos deberá ser más eficiente en cuanto al uso de los recursos limitados que disponemos. Debemos producir grandes cantidades de proteína de alta calidad a precios asequibles para cubrir la creciente demanda. Los sistemas de producción deben ser respetuosos con el medio ambiente, socialmente responsables y económicamente viables (Preisinger, 2017). La genética juega un papel importante en el bienestar de las aves. La provisión de oportunidades para el ejercicio en jaulas enriquecidas y sistemas alternativos se asocia con una mejor salud ósea (Fleming, 1994). Sherwin (2010), al comparar varios sistemas de producción, encontró que el sistema de alojamiento influyó en la condición física y el estado fisiológico de las gallinas.
La alta prevalencia de emaciación, pérdida de plumaje, fracturas y signos de estrés es preocupante en todos los sistemas de alojamiento y sugiere que el bienestar de los genotipos modernos es deficiente (Sherwin, 2010; Wilkins, 2011). Los problemas óseos, como las fracturas, aumentan aún más en sistemas con perchas o niveles elevados (Sandilands et al. 2009; Harlander-Matauschek et al. 2015; Stratmann et al. 2015). La gallina ponedora es capaz de producir una alta cantidad de huevos en un ciclo de puesta de 100 semanas, trayendo consigo los beneficios de una utilización más eficiente de los recursos cada vez más escasos, como la tierra, el agua y las materias primas para la alimentación, así como una reducción de los residuos y de la huella de carbono.
Los beneficios de la selección genética para una mayor persistencia en la puesta y la estabilidad en la calidad del huevo, manteniendo al mismo tiempo la salud del sistema óseo, solo pueden obtenerse si se complementan con mejoras en la nutrición de las gallinas y un cuidadoso monitoreo, registro y análisis de los efectos de este proceso en su salud y bienestar (Bain, 2016). En los próximos años, la prosperidad de la industria del huevo estará impulsada por el progreso genético y los sistemas de producción. El bienestar animal desempeñará un papel fundamental. Los indicadores clave serán la viabilidad general, una buena cobertura de plumas hasta el final del ciclo de producción y huesos fuertes.
Los productores deben centrarse en un objetivo de equilibrado para cubrir la demanda de proteína de alta calidad de la creciente población humana. El registro preciso de datos en diferentes entornos, combinado con datos genómicos, permitirá una selección más rápida y precisa, y mejorará el progreso en la persistencia de la tasa de postura y la calidad de la cáscara al final de la fase de puesta. El objetivo final será aumentar la duración del ciclo para impulsar la producción de huevos a lo largo de la vida por gallina alojada (Preisinger, 2017).
La implementación de un sistema diferente en la producción avícola conlleva una serie de desafíos que requieren un manejo cuidadoso y estratégico de las aves. Los cambios en el entorno, la alimentación y el bienestar animal pueden generar nuevos problemas si no se realizan adecuadamente (Doorn, 2022). Se ha prestado poca atención a las implicaciones para el bienestar animal, de las decisiones que toman las empresas de genética involucradas en su crianza y cuyo efecto es para miles de aves en el mundo. Por lo tanto, existe un gran potencial para estas empresas en el bienestar de las gallinas ponedoras (Fernyhough M, et al., 2019)
REFERENCIAS
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- D’Eath, R. S. (1999). Chickens use visual cues in social discrimination: an experiment with coloured lighting. Applied Animal Behaviour Science, 62(3), 233-242.
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- Doorn, D. V. (2022). Welfare doesn´t come automatically with switch to aviary systems. Poultry World, (9), 38-43.
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Artículo publicado en “Los Avicultores y su Entorno Abril Mayo 2025″