La importancia del efecto de la luz en los pollos de engorde

En este artículo

Fuente: www.infocampo.com.ar

Un investigador avícola de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, en EEUU, realizó un estudio el cual destaca el impacto del manejo de la iluminación, en el rendimiento y viabilidad de las aves de engorde. Actualmente, la luz es considerada como una de las principales herramientas para regular el consumo de pienso, la actividad y el bienestar de los pollos de engorde en todo el mundo. Contiene tres aspectos importantes: duración del periodo de luz (el fotoperiodo), tipo de luz utilizada (longitud de onda) y la intensidad.

Por empezar, las experiencias de campo y los numerosos trabajos científicos indican que los factores de la luz deben variar gradualmente a medida que los pollos crecen. Esto incluye el programa de luz para pollos en crecimiento hasta los 49 o 56 días que debe ser diferente para los pollos de sacrificio temprano (5ta o 6ta semana de vida). Además, la diferencia entre luz y oscuridad es importante para obtener buenos resultados en los programas de iluminación. Los especialistas aseguran que las aves pueden ver a espectros de luz entre 380-507 nm lambda, por encima de las que pueden observar los humanos en el rango de luz UV. Esto indica que los luxómetros no son siempre los instrumentos más adecuados. Inclusive a bajas intensidades de luz, el desarrollo del ojo de las aves aumenta.

La gran mayoría de las aves se llegan a acostumbrar a intensidades muy bajas o períodos muy cortos de luz, pero también se pueden presentar en algunos pollos problemas de degeneración retinal, buftalmos, miopía, glaucoma y daño de las lentes que les lleve a la ceguera. Cabe destacar que las aves tienen tres fotorreceptores de color, uno más que los humanos. Los fotorreceptores de las aves tienen su máxima sensibilidad a longitudes de onda entre 415, 455, 458 y 571 nm, mientras que los de los humanos son sensibles a 419, 531 y 558 nm. Esta es una de las razones por las que los pollos se adaptan muy bien a luces con longitud de onda muy pequeña.

LA ILUMINACIÓN

Durante la primera semana de vida, el investigador observó que la duración más adecuada es de 23 horas con intensidades entre 20 y 40 lux, y recomienda tener al menos, una hora de oscuridad para acostumbrar a las parvadas a este período de escotofase. Una mayor intensidad de luz en ciertas zonas de la nave podría causar migración de los pollitos hacia áreas menos iluminadas o con sombra. Este problema se observa casi durante todo el período de crecimiento cuando la luz solar entra en la mañana o tarde a la nave. En este marco, la migración de las aves causa cambios en la densidad real y uso del espacio, competencia por comederos y bebederos durante un periodo de crecimiento rápido. Los cambios en densidad real dentro de las naves pueden tener efectos negativos a cualquier edad en el rendimiento del lote y pueden explicar por qué los sistemas de oscurecimiento o mayor control de luz tienen beneficios.

A partir de la segunda semana de vida, la mayoría de los productores avícolas que pueden controlar la luz comienzan a reducir intensidad y duración del fotoperíodo. La intensidad más comúnmente utilizada, se aproxima a 5 lux con 20 horas de luz o menos. Sin embargo, indicaron que no existen trabajos científicos que prueben estadísticamente efectos nocivos de las altas intensidades de luz (40-150 lux) en ganancia de peso, consumo de piensos, conversión o inclusive mortalidad. Pero sí, existen reportes científicos que indican que disminuyendo el fotoperíodo se pueden reducir problemas metabólicos como ascitis, muerte súbita, discondroplasia tibial y otros desórdenes del sistema esquelético.

Artículo publicado en “Los Avicultores y su Entorno Diciembre Enero 2024

×