Francisco Alejandro Alonso Pesado
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Elizabeth Rodríguez de Jesús
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Introducción.
El mercado de carne de pollo es relevante, ya que provee proteínas y otros nutrientes para los habitantes de México(1). En 2016 el consumo por persona de carne de pollo en el país se ubicó en 26.5 kilogramos(1). El gasto realizado por la población mexicana representó el 7.6 por ciento del gasto de bienes y servicios del Índice Nacional de Precios al Consumidor y el 8.5 por ciento del gasto en bebidas y alimentos consumidos al interior del hogar, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2016 (ENIGH) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)(1). Además de la importancia que reviste el consumo de este excelente bien que aporta nutrientes esenciales para los habitantes del país, incide en la cadena productiva de valor, contribuyendo a la creación de empleos directos e indirectos, reproducción ampliada del capital y desarrollos locales y regionales(1).
En México algunas empresas productoras de carne de pollo se han orientado hacia la integración vertical en su operación de granjas. El mayor productor de carne de pollo en el país, presenta un modelo en el que predomina la integración vertical con sus granjas(1).
Por otro lado, en el país, se presentan modalidades contractuales, entre ellas está presente la aparcería. El modelo de aparcería en México, se da en la región de La Laguna, misma que está ubicada en parte de los estados de Coahuila y Durango(1).
En la modalidad de aparcería se presenta una asociación estratégica entre productores pequeños y una empresa muy grande que maneja cantidades importantes de pollo de engorda, con la participación de FIRA(1).
El esquema de aparcería entre esta importante empresa instalada en el país y productores, sobretodo pequeños, es similar al empleado en los Estados Unidos (EUA)(1). La variable diferente, con respecto al esquema estadounidense, es la presencia de FIRA, la que ha intervenido para el establecimiento de condiciones que garanticen el aporte de insumos como: pollito a las granjas, alimento, asesoría técnica, fármacos y biológicos, etc., es así que los pequeños productores obtengan un flujo de ingreso suficiente para cubrir sus créditos(1).
Sin embargo, parece ser que el esquema ha impedido la renegociación ex-post en los términos contractuales(1).
Es por esto, que resulta de gran importancia, llevar a cabo una revisión y evaluación del programa, con el objeto de observar las fortalezas del mismo para el desarrollo de otros productores de la zona(1).
El propósito del trabajo es presentar de manera general las relaciones entre los participantes en la cadena en la producción de pollo en México.
Material.
El trabajo “relaciones entre participantes en la cadena en la producción de pollo en el país”, se elaboró con el auxilio de fuentes secundarias de donde se obtuvieron datos, mismos que se interpretaron.
Desarrollo del tema.
Integración vertical y contratación.
En la República mexicana, la empresa más grande productora de carne de pollo y que cuenta con la mayor presencia productiva en el país, ha presentado un modelo sustentado en la integración vertical con sus granjas de producción y en menor porcentaje ha trabajado el modelo de terceros(1). La gran empresa informó que 75 por ciento de las granjas que opera bajo este modelo son de su propiedad y el otro 25 por ciento son arrendadas o mediante contratos llevados a cabo con criadores(1,2).
Sin embargo, una parte importante de producción de pollo vivo, se da en granjas de producción que abastecen a las plantas procesadoras mediante relaciones de contratación, con diferentes obligaciones de cada una de las partes, o bien a través de la comercialización de pollo vivo en un mercado de contado. Uno de los esquemas contractuales(1).
No se cuenta con datos que sean materias primas para indicar el porcentaje del volumen de producción que proviene de granjas de carne pollo integradas verticalmente propiedad de plantas procesadoras y tampoco se tiene información para indicar el grado de penetración de las diversas modalidades de contratación que existen(1).
Sin embargo, de acuerdo a diversas fuentes se desprende que, en contraste con los EUA, en el país el modelo de integración vertical es significativo(1). Por ejemplo, la empresa más grande productora de carne de pollo del país, que es el consorcio líder, cuenta con 693 instalaciones que tienen relación con la producción de carne de pollo, de esta cantidad: 126 corresponden a unidades de producción de reproducción pesada, 23 instalaciones son incubadoras, 518 son empresas de producción, 8 son plantas procesadoras y 18 corresponden a fábricas productoras de alimentos balanceados(1).
Se indica que el modelo estadounidense se fundamenta en la presencia de un muy amplio mercado crediticio, que facilita a los granjeros de EUA acceder a créditos de largo plazo, con el fin de tener liquidez para financiar la construcción de grandes unidades de producción(1).
En México, durante décadas los productores no pudieron acceder a créditos aceptables(1). Asimismo, las condiciones económicas del país que configuraron incertidumbre y riesgos sanitarios y de mercado, impulsaron a que las plantas procesadoras tratarán de ser propiedad de unidades productoras de carne de pollo. De acuerdo a algunas fuentes, el indicador del modelo de integración vertical en el país fue la empresa Purina, productora de alimentos balanceados, que hace años decidió por integrarse verticalmente con la producción de aves, con el fin de fortalecer la venta de sus mercancías alimenticias(1).
En la modalidad de contratación los granjeros aportan servicios de atención y cuidado a las aves, bajo los parámetros establecidos por las empresas integradoras. Las empresas integradoras aportan los pollos de engorda, el alimento y capacitar a los pequeños productores, quienes reciben un ingreso pactado con anterioridad. Los pequeños productores deben cumplir con metas de productividad y costos(1).
Aparcería.
La aparcería es una modalidad establecida en el Código Civil Federal y el Código Civil para la Ciudad de México, en el Capítulo VII. La aparcería se presenta en dos tipos: pecuaria y agrícola. Se desarrolla a partir de la firma de contratos entre las dos partes involucradas(1).
Con respecto a la aparcería pecuaria, ésta se norma en el artículo 2752 de los códigos antes citados. El artículo indica que la aparcería se da cuando una persona otorga a otra persona un determinado número de animales con el propósito de que los alimente y cuide, y así repartirse los frutos en una proporción previamente acordada(1). El fin de la aparcería ganadera es la cría de animales y obtención de bienes como, crines, lanas, leche, pieles, etc.(1).
Las condiciones contractuales se determinan por las partes. Si la aparcería no se da en el marco de un instrumento contractual, se establece el convenio, de acuerdo a las costumbres locales(1).
El contrato indica la existencia de dos partes. La primera de éstas es el propietario de los animales; la segunda parte es el aparcero, quien se compromete al manejo de los animales(1). El artículo 2755, especifica que el productor social (aparcero) se compromete a cuidar y tratar a los animales de la otra parte; si no se da el cuidado y tratamiento adecuado a los animales por parte del aparcero, podría ser responsable de daños y perjuicios(1).
Por el otro lado, el propietario, se compromete a garantizar al aparcero el aporte y uso del ganado y, en caso de privación, el propietario se obliga a substituir los animales que se perdieron; de lo contrario, el dueño es directamente responsable de los perjuicios y daños ocasionados al aparcero, por la falta de cumplimiento del contrato. La ley establece el impedimento al aparcero de disponer de algún animal o de las crías sin la aprobación del propietario(1).
Las cláusulas de los contratos pueden establecer los siguientes aspectos:
i. Un convenio del propietario, de otorgar sus semovientes con el objeto de que sean manejados y cuidados por el aparcero(1).
ii. Un compromiso del aparcero de manejar cuidadosamente a los animales y alimentarlos como si el aparcero fuera propietario de ellos(1).
iii. El compromiso que adquiere el propietario de otorgar un porcentaje de las ganancias o de los animales (casi siempre un 20 por ciento) como retribución por los servicios prestados por el aparcero(1).
iv. Compromisos entre propietario y aparcero de no disponer de los semovientes sin la aprobación de la contraparte(1).
Para el caso de la aparcería de pollo, se establecen varios esquemas con el fin de resolver problemas de tipo sanitario, disposición de mortalidad y otros desechos, pesado de pollos, aportaciones de alimentos, capacitación y asesoría técnica por parte del veterinario(1), entre otros aspectos.
Normalmente el contrato de aparcería va acompañado del contrato de compraventa, en éste último el propietario se compromete a adquirir el porcentaje de producción que corresponde al aparcero como contraprestación(1).
Experiencia de FIRA en la zona de La Laguna.
FIRA aporta créditos a intermediarios financieros, los que a su vez los canalizan a los agentes económicos participantes en producciones agropecuarias. En el caso de la carne de pollo, en 2014 FIRA ofreció casi 2,500 millones de pesos, de esta cantidad 82.8 por ciento se canalizaron a las actividades avícolas productoras de carne de pollo, 11.2 por ciento a empresas industriales ligadas con la carne de pollo, 4.5 por ciento a distribución y comercialización de la mercancía y el resto a otros servicios(1,3).
En el norte de la Nación y en especial en La Laguna que comprende territorios de los estados de Coahuila y Durango, a lo largo del tiempo han sido captadores de apoyos para el crecimiento y desarrollo del subsector pecuario(1). El apoyo, entre otras actividades se ha canalizado a carne de res y pollo(1). Estos dos estados representan el 12 por ciento de la producción nacional y son una de las áreas productivas más importantes del país junto con Veracruz y Jalisco(1).
La Comarca Lagunera representa el 90 por ciento de la producción de Coahuila y Durango(1). Entre los años ochenta y los dos mil, creció y se desarrolló el esquema de aparcería, que llegó a ser alrededor del 50 por ciento de la oferta en la zona(1), configurándose ese porcentaje por la participación de aparceros (productores sociales) y el crecimiento y desarrollo de coinversiones entre productores(1).
Algunas circunstancias económicas, como la macro devaluación de finales de 1994 y principios de 1995, que trajo como consecuencias el aumento desmesurado de la tasa de interés, inflación, fugas de capitales, crecimiento negativo del Producto Interno Bruto, desempleo, etc., condujeron a muchos productores a una situación de quiebra o cercana a ésta. El apoyo de FIRA y la estrecha relación con la principal empresa integradora de la zona, permitieron crear mecanismos para solventar (financiar) la actividad productiva(1), disminuir la incertidumbre y el riesgo(1) que se presenta en la comercialización del producto, y qué afecta a los productores(1).
En consonancia con FIRA, la segunda empresa avícola productora de carne de pollo en México, mantiene una alianza estratégica con más de 100 productores del sector social de la zona (Comarca Lagunera)(1). Hasta antes de la alianza, la zona presentaba una situación económica desfavorable, entre varios aspectos, se presentaba la escasez de agua que limitaba la actividad agrícola, afectaciones a la producción de algodón por plagas y reducción de precios, así como limitada asesoría técnica y dificultades para acceder al crédito(1).
Bajo estas condiciones, la avicultura presenta ventajas, ya que la actividad reclama de superficies más pequeñas, usa menor agua y genera una mayor cantidad de empleos directos e indirectos que las actividades agrícolas(1).
La alianza estratégica viene presentando la posibilidad de lograr modelos de colaboración entre productores primarios y grandes empresas integradas(1). Además, se está “hablando” de productores pequeños (aparceros), que difícilmente se pueden incorporar en esquemas productivos modernos de alta tecnología(1).
La participación de FIRA y la garantía de compra de la producción de carne de pollo, por parte de la segunda empresa avícola más importante de México son esenciales para limitar el riesgo de oportunismo contractual(1), por lo que este modelo puede ser de utilidad para diseñar políticas públicas que se puedan trasladar hacia esquemas similares hacia otras regiones productoras o con otros productores(1).
Conclusiones.
La empresa más grande de México en producción de carne de pollo y con una mayor participación en el mercado, presenta un modelo preponderante de integración vertical con las granjas(1). El otro productor importante segundo oferente de carne de pollo a nivel nacional), encabeza una alianza estratégica con pequeños productores del sector social en la Comarca Lagunera.
A diferencia de EUA, donde las relaciones contractuales entre grandes empresas integradoras y empresas de menor capacidad instalada productiva, están ampliamente documentadas y se ha analizado y discutido con profundidad el compromiso contractual, en México no se cuenta con información suficiente para determinar el número de granjas que operan bajo esquemas contractuales(1).
La experiencia presentada por FIRA en la Comarca Lagunera resulta de suma importancia. A simple vista, el modelo con que trabaja la alianza estratégica entre la segunda empresa más importante productora de carne de pollo en México y productores del sector social guarda ciertas similitudes contractuales con los modelos utilizados en EUA(1). Sin embargo, la diferencia radica en que la experiencia de La Laguna FIRA ha participado estableciendo condiciones que garanticen la cantidad suficiente de pollitos a las granjas, de manera que los aparceros mantengan un flujo constante de ingresos necesarios para cumplir con los esquemas de financiamiento de los créditos que se les han otorgado(1).
Literatura citada.
1. OCDE (2018). Exámenes de mercado en México. Estudio de caso del mercado de las carnes de pollo.
2. https://corporativo.bachoco.com.mx/wp-content/uploads/2017/Industrias-bachoco-20-F-2016.pdf
3. http://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/61946/Panorama_Agroalimentario_Avicultura_2015.pdf
Artículo publicado en Los Avicultores y su Entorno