Ya llovió, pero perdimos una oportunidad

Gina Gutiérrez.

La llegada de las lluvias después de un prolongado periodo de sequía fue recibida con alivio y esperanza por los productores mexicanos, pero también por la gente que vive en zonas urbanas. Sin embargo, esta aparente bendición ha oscurecido una realidad más compleja. La abundancia de agua ha relajado nuestra guardia, nublando la urgencia de transformar nuestras prácticas y prepararnos para un futuro cada vez más incierto.

Durante la sequía, aprendíamos (a duras penas) a valorar el agua como un recurso escaso y a optimizar su uso. Pensábamos (algunos) en desarrollar nuevas técnicas de cultivo, explorar sistemas de riego más eficientes y fomentar una mayor conciencia sobre la importancia de la conservación. Pero con las lluvias, hemos vuelto a nuestros viejos hábitos, desechando las lecciones aprendidas.

Este ciclo se repite con frecuencia. Las crisis, normalmente, nos empujan a buscar soluciones innovadoras, pero cuando la emergencia parece remitir, volvemos a nuestras prácticas habituales. Es como si necesitáramos un shock constante para mantenernos alerta, pero en México, en los últimos años, no hemos despertado ni en este tema, ni en ninguno otro. La agricultura, uno de los sectores más vulnerables a la variabilidad climática, ilustra a la perfección esta dinámica. En muchas regiones, el agua se desperdicia de manera desmedida, se utilizan técnicas de cultivo obsoletas y se ignora la importancia de la salud del suelo. La lluvia ha enmascarado estos problemas, pero no los ha resuelto. No volteamos a ver lo que pasa en otros países donde llevan décadas implementando prácticas de conservación y regeneración, lo que les permite mitigar impactos negativos. Décadas de trabajo y mientras, por acá, siguen con el arado…

Por qué nos cuesta tanto cambiar? La respuesta es compleja y multifactorial. Influyen factores culturales arraigados, el desinterés y los intereses económicos poderosos, así como la falta de políticas públicas adecuadas. Nadie en el gobierno, ni el de ahora (que no hizo más que repartir bolsitas de fertilizantes y semillas) ni los de antes, han invertido en el agua, en nada. Para muestra, las fallas en los drenajes en todas las ciudades y pueblos de México y los ejemplos más recientes, las inundaciones en la refinería de Dos Bocas y el Parque Ecológico del Lago de Texcoco. Una barbaridad.

Pero una cosa es clara: necesitamos un cambio profundo en nuestra relación con el agua. Debemos pasar de una cultura del derroche a una cultura de la sostenibilidad, donde el agua sea valorada como un bien común y no como un recurso ilimitado.

La sequía nos había ofrecido una oportunidad única para transformar nuestro sistema alimentario y nuestra relación con el medio ambiente. Lamentablemente, con la llegada de las lluvias, hemos desaprovechado esa oportunidad. Ahora, nos enfrentamos a un futuro incierto, donde los eventos climáticos extremos serán cada vez más frecuentes e intensos

Para hacer frente a este desafío, debemos, como mínimo:

  • Invertir en investigación, desarrollo, inversión e implementación: Necesitamos poner esfuerzos en las tecnologías más eficientes para la gestión del agua, como sistemas de riego inteligentes y técnicas de cultivo adaptadas a condiciones climáticas extremas.
  • Promover la educación ambiental: Es fundamental sensibilizar a la población sobre la importancia del agua y fomentar prácticas sostenibles en todos los ámbitos.
  • Fortalecer las instituciones: Las instituciones públicas deben desempeñar un papel clave en la gestión del agua, promoviendo políticas públicas coherentes y transparentes.
  • Fomentar la colaboración: Es necesario establecer alianzas entre el sector público, el privado y la sociedad civil para abordar de manera integral los desafíos relacionados con el agua. La llegada de las lluvias ha sido un recordatorio de nuestra vulnerabilidad ante los cambios climáticos, pero también es una oportunidad para reflexionar sobre nuestras acciones y construir un futuro más sostenible.

Artículo publicado en “Entorno Ganadero Diciembre Enero 2025

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