Asistencia del parto: mortalidad del lechón neonato. I

Guadalupe Edgar Beltrán- Rosas.
Víctor Anzurez España.

INTRODUCCIÓN

La productividad potencial de las cerdas ha aumentado durante las últimas tres décadas de 20 a 30 cerdos, principalmente a través de las mejoras en la prolificidad y longevidad (Noblet et al., 1997; Koketsu et al., 2017), y es probable que la genética y el manejo de las cerdas puedan aumentar el número de lechones destetados por cerda por año (LDCA). Sin embargo, aunque LDCA es una buena medida para la productividad de la piara a corto plazo, no es la mejor medida para la longevidad de las cerdas, ni una buena medida para la calidad de los lechones o el bienestar de éstos, así como de la cerda. Existe una seria preocupación de que las piaras con alto LDCA pueden producir muchos lechones de bajo peso (Koketsu et al., 2017).

En la piara comercial de la cría de porcinos, la longevidad de las cerdas es un factor que contribuye al éxito y la rentabilidad generales de la operación. Una cerda debe permanecer en la piara entre 3 y 4 partos para producir suficientes lechones antes de que la inversión en ella alcance un valor neto positivo o “ella misma se pague”. Aumentar el número de lechones producidos por cerda reduce la proporción de los costos de reemplazo y desarrollo de la cerda que debe ser recuperado por cada cerdo o kilos vendidos por hembra. Debido a esto, una cerda no debe ser eliminada voluntariamente de la piara de cría siempre que esté produciendo camadas con la misma cantidad y calidad de cerdos que el promedio de la piara y no sufra problemas de bienestar (Abell et al., 2016).Asistencia del parto: mortalidad del lechón neonato. I Asistencia parto mortalidad lechon neonato2

MORTALIDAD PRENATAL

Los períodos gestacional (114 ± 2) y neonatal (21, 24 o 28 días después del nacimiento) son dos fases críticas en la producción porcina (Ji et al., 2017) y estresante tanto para la hembra como para los lechones recién nacidos, ya que para que pueda ocurrir es necesario que tenga lugar un sin número de cambios, tanto en la madre como en el feto. Estos cambios son básicamente eventos endócrinos que desencadenan a su vez transformaciones de tipo morfológico (Mota y col., 2006). En los porcinos se muestran las tasas más altas de mortalidad embrionaria, la restricción del crecimiento intrauterino (RCIU; intrauterine growth restricted: IUGR) en cerdas (Ji et al., 2017; Huting et al., 2018), se define como un deterioro en el crecimiento y desarrollo del embrión/feto o sus órganos durante la gestación. Estos problemas se ven agravados por una variedad de factores encontrados en las diferentes fases de la producción porcina, incluidos rangos extremos de temperaturas ambientales, higiene, seguridad de los alimentos, una nutrición subóptima y enfermedades. Cuando ocurren condiciones adversas durante la gestación, los impactos negativos en la descendencia pueden durar todo su ciclo de vida y pueden trasladarse a la siguiente generación o más allá. Este concepto se llama programación fetal o neonatal, que involucra las modificaciones covalentes de las bases de nucleótidos en los ADN sin cambios en sus secuencias. Por lo tanto, la industria porcina mundial debe superar enormes desafíos para lograr una eficiencia en la producción de carne de cerdo y altos rendimientos económicos. Un enfoque es optimizar la nutrición de las madres y los recién nacidos (Ji et al., 2017).

MORTALIDAD NEONATAL

En el momento del parto la cerda cursa por diferentes eventos, tales como cambios hormonales, dilatación cervical, contracciones uterinas, correcta posición de los fetos en el canal cérvico uterino y expulsión de éstos, así como la separación y expulsión de la placenta. El progreso del parto representa un gran impacto en la supervivencia de los lechones recién nacidos, por lo que es importante conocer los factores, características y procesos que influyen alrededor de éste (Mota y col., 2006). El término neonatal se utiliza para los lechones a las primeras cuatro semanas de vida, durante este periodo los mamíferos neonatos tienen como principal fuente nutricional la leche materna. Debido al aporte importante de leche que requieren los lechones, las cerdas en lactancia necesitan un nivel de nutrición y alimentación más adecuado (Beltrán-Rosas y col., 2011).

Al nacer, el líquido amniótico residual cubre al lechón, y su evaporación requiere un suministro de energía que puede prevenir de la transferencia de calor por radiación y convección con el microentorno circundante y la conducción de calor desde el núcleo del cuerpo. Para utilizar la temperatura de la superficie como un sustituto de la homeostasis, es necesario comprender la relación entre la radiación neta, la pérdida de calor por evaporación, la pérdida o ganancia de calor por convección y la producción de calor de los lechones. La temperatura de la zona de equilibrio no solo depende de estos factores sino también de la velocidad del aire alrededor del lechón, que afecta tanto a los flujos de convección como a los de evaporación (Xiong et al., 2018).

Los lechones neonatos utilizan de manera eficiente la grasa, la lactosa, y las calorías de los cereales, conforme se va desarrollando su aparato digestivo. Los procedimientos de nutrición y manejo para la cría exitosa en los lechones neonatos están bien descritos (Veum and Odle, 2001). El lechón neonato es un excelente ejemplo de nutrición infantil humana debido a las similitudes biológicas y fisiológicas de las dos especies (Reese et al., 2015). Sin embargo, el manejo óptimo y eficiente de la producción ha llevado al desarrollo de sistemas de destete temprano, que obligan al retiro de los lechones neonatos de la hembra (Veum and Odle, 2001).

El objetivo del manejo de la cerda y de su camada desde el parto hasta el destete, es criar a todos los lechones nacidos viables y producir cerdos sanos y bien desarrollados. Al nacer, los lechones afrontan un reto muy grande, ya que después de estar en un ambiente protegido y con una nutrición segura en el útero materno, tienen que adaptarse a un medio hostil en el cual tendrán que competir para obtener una buena nutrición que les permita sobrevivir (Rodríguez- Buenfil y col., 1996). La iniciación del lechón en su vida postnatal es crucial para alcanzar el mejor potencial en la vida productiva del cerdo. Un crecimiento y desarrollo satisfactorio durante los primeros días de vida del lechón influyen de manera importante en el crecimiento post-destete, y como consecuencia en la productividad y rentabilidad de las empresas que crían cerdos (Martínez y Vílchez, 2003).

El nacimiento parece ser una experiencia traumática para los lechones, a la que muchos no sobreviven (van Kempen y Tibble, 2006). La mortalidad neonatal en lechones es una preocupación económica, sino también un problema de bienestar (Xiong et al., 2018), en términos de bienestar para ser más exactos, ya que, como promedio, las estadísticas indican que un 8% de los lechones nacen muertos, mientras que un 11-12% mueren en los primeros días después del parto. La mortalidad es una clara medida de bienestar, no solo porque los animales que mueren obviamente han fracasado en adaptarse, sino también debido a las altas pérdidas en un ambiente propiciado, esto sugiere que aun, los que sobreviven pueden llegar a tener dificultades serias en su desarrollo (Casellas et al., 2005). Varios artículos se han revisado ilustrando una relación lineal positiva entre el costo de producción y la mortalidad antes del destete, por lo que la mortalidad de los lechones puede tener un impacto económico sustancial para la industria porcina (Xiong et al., 2018).

Para abordar el tema de mortalidad pre-destete (PWM por sus siglas en inglés: pre-weaning mortality), es esencial diferenciar entre la mortalidad prenatal y postnatal de los lechones (Muns, 2013; Muns et al., 2016). Se necesita una distinción adecuada entre los mortinatos y los lechones nacidos vivos y que murieron inmediatamente después del nacimiento para abordar adecuadamente la PWM en las condiciones de la granja. Un lechón nacido muerto al nacimiento no respiró (el tejido pulmonar no flotará en el agua; [Muns et al., 2016]).

La mortalidad postnatal sigue siendo inaceptablemente alta, con al menos del 50% (Andersen, 2008; Cabrera et al., 2012; Muns et al., 2016) a 80% de las muertes de lechones se producen durante la primera semana después del nacimiento (Andersen, 2008; Muns et al., 2016), y el período más crítico son las primeras 72 h de vida (Andersen, 2008; Cabrera et al., 2012; Muns et al., 2016), y el aplastamiento representa entre el 70 y el 80% de las muertes (Cabrera et al., 2012). Sin embargo, Rodríguez-Buenfil y col., (1996) mencionan que las principales causas directas e indirectas de mortalidad en la fase de lactancia son: aplastamiento, esta causa se presentó en forma única en una 48% de los casos, como se muestra en la Figura 1. Y la segunda se atribuyeron estas muertes durante la lactancia al aumento de la susceptibilidad a los patógenos debido a la baja capacidad inmunitaria de los lechones al nacer (Cabrera et al., 2012), si la mortalidad es por enfermedad, se produce principalmente por diarrea (Pérez-Sala, 2016).

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En otro estudio las causas de esta elevada mortalidad se muestran en la Figura 2. Sorprendentemente, sólo en una pequeña proporción son debidas a problemas identificables o a enfermedades (van Kempen y Tibble, 2006).

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La mayoría de las causas de muerte se deben a interacciones animal-ambiente en el caso de los lechones y su entorno (Cabrera et al., 2012). La explicación de ello es por el período de adaptación que requiere el lechón a su nuevo ambiente (por ejemplo: microbismo, fuente de calor, humedad, microclima y alimentación; [Rodríguez- Buenfil y col., 1996]). Esto es debido a que los lechones al nacimiento tienen poco tejido adiposo, que se utiliza para la termorregulación y nacen húmedos con fluidos placentarios y con una alta relación superficie/volumen, debido a su pequeño tamaño. Como consecuencia, los lechones recién nacidos son propensos al enfriamiento y al hambre. La hipotermia y los déficits en el consumo de energía son factores que debilitan aún más al lechón y, por lo tanto, aumentan el riesgo de aplastamiento por las cerdas (Muns et al., 2016).

INTERACCIÓN CERDA-LECHÓN-MEDIO AMBIENTE

La mortalidad durante la lactancia es considerada como el principal problema de bienestar animal en esa fase de la producción, aunque los factores causantes de la pérdida de los lechones son innumerables. La mortalidad de los lechones puede sobrevenir como consecuencia de un conjunto de interacciones complejas entre la cerda, el lechón y el medio ambiente. Aunque varios estudios indican que el complejo de hipotermia-inanición- aplastamiento, esto es debido a que el aplastamiento es por parte de la cerda, cual es la última causa de muerte de los lechones, el aplastamiento a menudo resulta de los efectos de la hipotermia perinatal y la inanición (Figura 3), [Cumbe-Nacipucha, 2014; Mainau et al., 2015; Xiong et al., 2018]), la inanición puede tener dos orígenes: habilidad materna deficiente o por incapacidad del lechón para mamar e hipotermia (Alonso-Spilsbury y Ramírez-Necoechea, 2016).

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Es importante que los profesionales en porcinos comprendan las posibles causas subyacentes de la mortalidad neonatal de los lechones y que realicen un enfoque multifactorial en situaciones de granja, para aumentar la cantidad de lechones sanos al momento del destete (Muns et al., 2016).

INTERACCIÓN HUMANA EN EL ÁREA DE MATERNIDAD

La personalidad es el sistema único de rasgos del individuo que afecta la forma en que interactúa con el entorno. Las características de personalidad de los porcicultores (agresividad, amabilidad, confianza en sí mismos, etc.) se correlacionaron con su manejo, interacciones con los animales y productividad del animal (Waiblinger et al., 2006).

Otros factores que pueden impactar fuertemente en el comportamiento humano, ya sea directamente o por medio de actividades cambiantes, incluyen el conocimiento del trabajo, la experiencia con los animales, el sistema de manejo, la satisfacción en el trabajo, la posibilidad de realizar un comportamiento particular o adoptar uno alternativo, limitaciones de tiempo y tensión psicológica en el entorno laboral o en la vida familiar. Todos estos factores podrían por lo tanto influir en la relación o Factor Animal-Hombre (Waiblinger et al., 2006).

INTERACCIÓN ANIMAL-HOMBRE: Las prácticas intensivas de manejo y alojamiento en la producción animal también afectan la naturaleza y la cantidad de contacto humano que los animales reciben. En comparación con otras fases, la lactancia exige más manejo humano hacia las hembras y sus lechones. La implementación de buenas prácticas por parte de empleados capacitados y experiencias positivas con interacción humanas puede tener poderosas influencias. Las buenas prácticas y las experiencias positivas pueden tener un efecto no solo en la productividad y el bienestar del animal, sino también en la forma en que el animal responde a las prácticas rutinarias aversivas. Por un lado, los efectos negativos de estados emocionales negativos como el miedo sobre el bienestar de los animales son bien conocidos. Las interacciones de rutina entre la gente y sus animales pueden hacer que los animales de granja se vuelvan muy temerosos de los humanos y, a través del estrés, su productividad y bienestar puedan verse afectados. La actitud y el comportamiento de los granjeros al manipular e interactuar con cerdas y lechones pueden tener implicaciones tanto en la productividad como en la fisiología del estrés de los animales. Además, se observó que el manejo de los cerdos a temprana edad podría influir en sus respuestas de comportamiento posteriores a los humanos (Muns and Tummaruk, 2016).

 

Precisamente se ha observado que el contacto humano positivo después del nacimiento reducía el comportamiento de escape de los lechones en eventos estresantes posteriores. El manejo temprano de los lechones (la estimulación táctil realizada diariamente desde el día 5 hasta el día 35 de edad) resultó en lechones más activos y menos temerosos en un entorno novedoso y hacia las personas en general, además que este manejo táctil aumenta el juego locomotor de los lechones y el manejo de la mitad de la camada incrementaba el comportamiento de exploración social de toda la camada (Muns and Tummaruk, 2016).

Una “maternera” es la trabajadora responsable del área de maternidad, tanto de la atención del parto como del manejo de las parideras, tiene una influencia importante en el número de lechones nacidos vivos y posteriormente destetados. Por tanto, un gran impacto en las etapas posteriores de la producción juega un gran papel el manejo adecuado (Reese et al., 2015). Ya que se ha demostrado que más del 50% de las muertes se producen en los primeros dos a tres días de vida del neonato (PIC, 2015; Reese et al., 2015).

La maternera exitosa debe entender que los lechones recién nacidos tienen determinadas características físicas que lo hacen muy dependientes del manejo y la atención adecuada. Los lechones nacen sin ningún tipo de protección de anticuerpos, sus cuerpos contienen poca grasa lo que les da energía aproximadamente por un día de vida, y no pueden regular la temperatura corporal interna. Por lo tanto, cualquier cosa que pueda conducir a una reducción en la producción de leche en la hembra o en el consumo del lechón, tales como una reducción de la temperatura en el caso del lechón, o la exposición a organismos que causan enfermedades tanto en la hembra como en el lechón, pone en peligro la salud y el bienestar de los lechones neonatos (Reese et al., 2015).

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A continuación, se presentan algunos métodos para asegurar que los lechones obtengan una dosis adecuada de calostro, sobre aquellos lechones débiles que necesitan ayuda con respecto a sus hermanos de camada (Reese et al., 2015).

Es evidente saber quién es la persona adecuada para laborar en las diferentes fases de producción y sobre todo el personal de maternidad para lo cual nos permitimos definirlos de la siguiente manera: Tranquila, cuidadosa, detallista en sus actividades, extremadamente limpia, puntual, sensible, etc. Para los cual nos inclinamos a que sea una mujer ya que los animalitos a su cargo son muy delicados, “son unos bebes” (Autor).

¡Tiempo, tiempo, tiempo! ese es el secreto del manejo por parte del personal en el área de maternidad, ya que se requiere el tiempo para los lechones y tendrá beneficios (Gadd, 2016), es decir, que la o el encargado (a) del área de maternidad debe de estar dedicado al manejo zootécnico, estar observando a los lechones y no preocuparse por terminar los quehaceres en un momento determinado:

  • Extracción adecuada de calostro.
  • Prevención de enfriamiento.
  • Suministrar el calostro adecuadamente.
  • Cuidar a los lechones neonatos en cuestión de su energía o vitalidad.
  • Disminuye la mortalidad (Gadd, 2016).

¥ Las piaras que están desequilibradas, con demasiadas hembras a primer parto (P1) y P7+, tienden a tener mayor mortalidad pre-destete que las piaras donde la mayoría de las hembras son de P2 a P6. Es muy importante manejar la estructura de partos (PIC, 2015).

Asistencia del parto: mortalidad del lechón neonato. I Asistencia parto mortalidad lechon neonato6SUPERVISIÓN DEL PARTO Y MANEJO DEL LECHÓN NEONATO

Supervisión del parto, la mayoría de las rutinas de manejo estudiadas en la literatura consisten en prácticas realizadas en torno al parto, incluida la supervisión del parto, y están orientadas a enfrentar dos desafíos principales: la capacidad de termorregulación de los lechones y la ingesta de calostro de los neonatos (Muns and Tummaruk, 2016), siendo éste uno de los eventos de mayor cuidado en la porcicultura, mismo que debe ser monitoreado por personal capacitado para evitar una complicación que comprometa la vida de la hembra y sus lechones (Herrera-Reyes y col., 2017).

El término parto se define como el proceso fisiológico por el cual el útero expulsa los fetos y la placenta. El parto se considera fisiológicamente normal o eutócico, si culmina de manera espontánea y no está acompañado de complicaciones que puedan perjudicar la salud, viabilidad y producción subsecuente de la madre y del producto. Por lo tanto, para reconocer una distocia y así intervenir lo más eficientemente posible, es indispensable conocer lo que se determina como un proceso normal del parto (Herrera-Reyes y col., 2017).

La gestación en la cerda generalmente tiene un periodo de 114 a 116 días, el parto es un evento complejo y estresante tanto para la hembra como para los lechones recién nacidos, ya que para que pueda ocurrir es necesario que tenga lugar un sin número de cambios, tanto en la madre como en el feto. Estos cambios son básicamente eventos endócrinos que desencadenan a su vez transformaciones de tipo morfológico. En pocas horas la madre cursa por diferentes eventos, tales como cambios hormonales, dilatación cervical, contracciones uterinas, correcta posición de los fetos en el canal cérvico uterino y expulsión de éstos, así como la separación y expulsión de la placenta. El progreso del parto representa un gran impacto en la supervivencia de los lechones recién nacidos, por lo que es importante conocer los factores, características y procesos que influyen alrededor de éste (Mota-Rojas y col., 2006).

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Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entorno Julio- Agosto 2021

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