¿Cómo alimentar el lechón lactante?

Ruíz M. G.
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Reis de Souza. T.C.
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Introducción.

Al nacimiento, los lechones están expuestos a microorganismos del ambiente que les rodea en la maternidad, además del contacto con la microbiota materna y sus heces (Radecki y Yokoyama, 1991). Su protección contra los microorganismos patógenos hasta el destete se basa principalmente en la inmunidad concedida por la madre por medio del calostro a través de las diferentes inmunoglobulinas (IgM; IgG; IgA), que le proporciona una protección entérica a corto plazo neutralizando los virus, inhibiendo la adherencia de bacterias, etc. (Quiles y Hevia, 2008).

Sin embargo, cuando las cerdas no son capaces de transmitir la inmunidad pasiva o cuando la transmisión de anticuerpos por diversos factores es escasa, se necesita estimular el sistema inmunitario del lechón a través de alternativas como el uso de calostro artificial o sustitutos de calostro o de leche materna. Los animales deben estar preparados para evitar trastornos gastrointestinales que representan una preocupación significativa para los productores a nivel mundial.

Estos problemas pueden presentarse de forma clínica o subclínica y son causados por distintos factores que interactúan entre sí, tales como los microorganismos enteropatógenos, el ambiente y las condiciones del hospedador. La forma más efectiva de atacar este tipo de problema siempre será evitarlo, es por eso que en todas las explotaciones pecuarias es de suma importancia un protocolo de bioseguridad para prevenir la entrada, salida o diseminación de agentes potencialmente infecciosos (SENASICA, 2014).

Así mismo la implementación de una bioseguridad interna es necesaria, la cual consiste de una serie de medidas como el uso de ropa de granja, de tapetes sanitarios, control y limitación del acceso de personas y vehículos que ingresen, así como su desinfección, desinfección de herramientas, equipo y ropa, que son utilizados para el manejo de animales sanos y enfermos.

Alimentación del neonato porcino.

Para los neonatos mamíferos es difícil desarrollarse de una manera apta, así como lograr un porcentaje de supervivencia óptimo si no cuenta con un sistema de inmunidad pasiva que los proteja (inmunoglobulinas), mediante su ingesta el calostro es un elemento clave capaz de satisfacer estas necesidades (Mota et al., 2014).

El calostro es una secreción post parto de la glándula mamaria el cual es catalogado como una fuente rica de nutrimientos, pues tiene la característica de ser fácilmente digestible. El lechón debe consumir, al menos para sobrevivir, 200 g/kg de peso vivo, llegando a un promedio de consumo de 214 a 230 g/kg de peso vivo, teniendo el primer consumo de entre 50 y 70 g dentro de las primeras 2 a 3 horas de vida (Cicarelli, 2024), lo que permite el desarrollo de los órganos vitales y sobre todo del intestino, ya que es eficientemente aprovechado considerando las características morfofisiológicas de este último, el cual se encuentra aún inmaduro en esta temprana etapa fisiológica (Mota et al., 2014).

Este elemento se caracteriza por ser un líquido seroso, amarilloso y denso, compuesto básicamente por agua, proteínas, grasa, carbohidratos, cenizas (Cuadro 1) e inmunoglobulinas; IgG 80%, IgA 15%, IgM 5% (Mota et al., 2014), estos valores dados únicamente al nacer, puesto que conforme pasa el tiempo, los niveles de IgG disminuyen rápidamente, mientras que los niveles de IgA aumentan refriéndonos ya en leche madura. A diferencia de la leche, el calostro es superior en cuanto su composición nutrimental debido a los niveles de sólidos totales y proteínas que lo componen, sin embargo, los niveles de lactosa, grasa y cenizas son superiores en leche (Collell, 2012).

Cuadro 1. Composición de calostro y leche de la cerda.

Componentes (g/L) Calostro Leche
Agua 700 800
Lípidos 70 90
Lactosa 25 50
Proteína 200 55
Cenizas 5 5

(Collell, 2012).

Una vez transcurridas de 24 a 48 horas post parto, el calostro pasa a ser leche de transición y posteriormente madura (Theil et al., 2014). Estos cambios están relacionados el descenso de la concentración de anticuerpos, como se mencionó anteriormente. Los anticuerpos de tipo IgG que en un principio tiene una concentración alrededor del 54% del total de las inmunoglobulinas en calostro (Cuadro 2) pero rápidamente se convierte en IgA, la cual constituye cerca del 70% en leche madura (Machin, 1998).

Cuadro 2. Concentración de inmunoglobulinas en calostro y leche de la cerda.

Elemento IgG IgA IgM
Calostro 54% 8.3% 2.7%
Leche 24 h 46.4% 75% 7.1%
Leche 7 días 22.2% 47.6% 14.3%

(Machin, 1998).

Los cambios de tipo de secreciones también tienen que ver con su composición. Algunos autores (Theil et al., 2014) muestran la composición del calostro al inicio (0 horas), medio (12 horas) y final (24 horas) de secreción; de la leche de transición a los 36 y 72 horas de secreción y de la leche madura al día 17 de lactación. El contenido de grasa fue menor en el calostro inicial y medio e intermedio en el calostro final; más alto en la leche de transición e intermedio en leche madura. El contenido de proteínas disminuyó de un valor muy alto en el calostro inicial alcanzando las concentraciones más bajas en la leche madura. Los cambios más pronunciados en la fracción proteica ocurrieron entre el calostro inicial y el final (9%). El contenido de lactosa aumentó constantemente entre el calostro inicial a en la leche madura.

Es importante mencionar que las hormonas juegan un papel fundamental para la producción láctea, entre las más importantes es la prolactina que se encarga de mantener la producción de leche, hormona del crecimiento la cual es fundamental para estimular las células secretoras y regular el aporte de nutrientes hacia la teta y finalmente la adrenocorticotropina, encargada de regular la función metabólica de la lactación (Collell, 2012).

El neonato porcino tiene una alta capacidad para digerir y absorber los nutrimentos lácteos, ya que la fisiología de su tracto gastrointestinal (TGI) está íntimamente relacionada con la composición de la leche materna a lo que se llama nutrición entérica (Pluske, 2016), sin embargo, hay adaptaciones numerosas como la capacidad de absorber moléculas de mayor tamaño; la cual disminuye a medida que el intestino se inmuniza, esto da paso a una digestión más “normal”. Hablando específicamente de enzimas presentes en el TGI de los lechones, al nacimiento las enzimas intestinales que son responsables de la digestión están enfocadas a la digestión de calostro y leche, específicamente.

La lactasa, enzima presente en esta etapa es encargada de catalizar la hidrolisis de la lactosa de la leche en glucosa y galactosa, esta carbohidrasa es la principal enzima que se encuentra en intestino delgado desde su nacimiento, posteriormente y conforme pasa el tiempo la actividad de esta enzima disminuye gradualmente hasta los dos meses de edad aproximadamente (Mota et al., 2014). Existen otras carbohidrasas presentes de igual manera como la α-amilasa, maltasa y sacarasa, éstas a diferencia de la lactasa, está presente de forma restringida al nacimiento, sin embargo, conforme pasa el tiempo y de manera gradual va aumentando su actividad (Portillo, 2021).

Complementación de la alimentación láctea

La porcicultura avanza cada vez más, se ha visto cómo la edad del lechón al destete se ha reducido considerablemente, los lechones son más jóvenes y, por ende, poseen un aparato digestivo poco desarrollado para enfrentar los desafíos que la etapa del destete representa (Reis de Souza et al., 2007).

Los lechones lactantes tienen una baja capacidad para digerir y absorber los alimentos de origen vegetal, debido a que los órganos del TGI no están completamente desarrollados y las secreciones digestivas no están adaptadas a los componentes dietéticos diferentes de la leche. Por lo tanto, el TGI tiene la necesidad de madurar rápidamente para asegurar la digestión y absorción de los nutrientes de origen no lácteo (Pohl et al., 2015). Por otro lado, después del destete, la actividad enzimática pancreática disminuye, esto provoca una baja a la digestibilidad de los alimentos debido a que está asociada a la actividad enzimática digestiva, es hasta el día 28-29 de vida donde logra reestablecerse. Es en donde entran en juego enzimas como la tripsina, presente en el jugo pancreático y que aumenta, de igual manera, conforme avanza la edad del lechón. Así mismo, la lipasa pancreática aumenta conforme la edad (León, 2014).

Para tratar de tener menores pérdidas en cuanto a peso debido a las diarreas fisiológicas y patológicas, y en un caso extremo, la muerte; la transición de un alimento liquido a uno sólido debe ser lo menos estresante para el neonato, es por esto que se usan los alimentos pre iniciadores (Moreira, 2018).

Un alimento pre iniciador es básicamente un alimento el cual, a expensas del costo, es elaborado a partir de ingredientes de muy alta calidad como cereales procesados, proteínas de origen animal, etc. Para mejorar la digestibilidad, crecimiento y la palatabilidad del mismo. Este tipo de alimentos también cumplen con el rol de la maduración del tracto gastrointestinal (Alcazar, 2022).

La inclusión de este tipo de alimentos pre iniciadores, que se caracterizan por ser altamente digestibles y absorbibles, debe ser durante la etapa de lactancia, así como en las primeras semanas post destete, debido a los efectos positivos para el desarrollo de la capacidad digestiva del neonato porcino, y, por consiguiente, tendrá un mejor proceso de adaptación a las condiciones ambientales y nutrimentales que se enfrentará en la etapa fisiológica correspondiente (Reis de Souza. et al, 2007).

Diferentes estudios han podido garantizar que la inclusión de dietas sólidas que incluyen carbohidratos complejos estimula la secreción de ácido y pepsinógeno en el estómago, así como la actividad de enzimas gástricas, promoviendo la digestión y absorción de nutrientes (Moreira, 2018).

¿Cómo alimentar el lechón lactante? alimentar lechon lactante 1Día con día se buscan nuevos productos o alternativas en la nutrición animal como los aditivos, con el objetivo de mejorar el aprovechamiento de los alimentos y hacer un uso eficiente del mismo (Shimada, 2003). Los aditivos son ingredientes o compuestos que se agregan de manera intencional y con inclusiones bajas, a diferentes alimentos (Escoto, 2017) para llegar a tener un efecto positivo en cuanto a la calidad nutricional del alimento, el bienestar o salud del animal (Ravidran, 2010).

La utilización de dietas con alimentos funcionales (aditivos) como los probióticos son una opción factible para la prevención de problemas gastrointestinales en lechones debido a que son alimentos funcionales que tienen efectos positivos sobre varias funciones del organismo garantizando el bienestar de éste (Figueroa et al., 2006).

El uso de los probióticos aplicados directamente vía oral (Kiros et al., 2019), o en suplementación de la madre durante la gestación y lactación (Le Floc´h et al., 2022; Salak-Johnson et al., 2022) puede contribuir a la mejora del estado de salud y el rendimiento de los lechones alrededor del destete. También se han reportado (Metzler et al., 2005) que los probióticos son eficaces contra la diarrea, aunque los efectos pueden depender de la composición de la dieta y las condiciones ambientales.

Implicaciones

El neonato porcino es un ser frágil que al nacer está expuesto a diversos microorganismos potencialmente patógenos, debido a que no está desarrollado su sistema inmune. Hasta el destete, el sistema inmune del lechón lactante se basa principalmente en las diferentes inmunoglobulinas (IgG, IgM, IgA) que adquiere por medio de la ingesta del calostro, sin embargo, el lechón tiene únicamente una ventana de hasta 24 a 48 horas post parto para adquirir esta inmunidad, ya que posterior a este lapso el calostro pasa a ser leche, y, por lo tanto, baja la concentración de anticuerpos.

Pasado este tiempo empiezan a trabajar diferentes enzimas presentes en el tracto gastrointestinal (TGI) con el fin de digerir moléculas de mayor tamaño de la leche convirtiéndose en una digestión más “normal”. Sin embargo, debido al reto que enfrenta la porcicultura por la alta demanda de esta carne de gran valor nutricional, ha llevado a una reducción importante en la edad del lechón al destete sin que éste tenga un aparato digestivo totalmente desarrollado y listo para enfrentar la etapa consecuente.

Por esta razón y con la finalidad de tener un cambio transicional en la alimentación del lechón, a manera de ir preparando al neonato para no tener un cambio brusco en la alimentación y así evitar diarreas, pasando de una dieta líquida a una dieta sólida, se ha trabajado en la inclusión de alimentos preiniciadores, los cuales cuentan con una alta calidad en sus ingredientes y que son de fácil digestión, de igual forma se han desarrollo distintos alimentos funcionales como los probióticos, de los cuales se han reportado en diferentes investigaciones tener un efecto positivo en el balance de la microbiota intestinal, la integridad del epitelio intestinal, maduración de tejidos asociados al tracto digestivo, entre otros beneficios para la función digestiva del lechón lactante.

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Se agradece a la Universidad Autónoma de Querétaro que por medio del Fondo de Proyectos Especiales de Rectoría (FOPER) brindó el financiamiento para el desarrollo del proyecto FOPER-2023-FCN03213 que dio origen al presente artículo de difusión.

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