El campo BEA

Antonio Palomo

Esta semana me he sentido en una nebulossa, viendo cómo poner al zorro a cuidar de las gallinas, quizás no sea una buena idea. Como hijo de agricultores en el campo segoviano, cuando escucho cómo ha cambiado el discurso de tan solo hace tres años, donde el sector primario era vanagloriado como proveedor de la población al suministrar de alimentos durante la pandemia, resulta que ahora se estigmatiza con el argumento del Pacto Verde Europeo – Green Deal – que se aprobó justamente en ese 2020 con la idea de hacer una Unión Europea climáticamente neutral en 2050.

¿No creen que esto es forzar mucho el sistema? ¿Por qué no hacemos los estudios del impacto de dichas medidas antes y no después de ponerlas en marcha? ¿Conocen algo más verde que el campo? Como refería el humanista inglés Tomás Moro, “el campo son los pies que sostienen a la nación”. Sabemos que el concepto de Economía Verde ya se introdujo hace 40 años por Pearce Markandya y Barbier (1984) en su libro Blueprint for a Green Economy, donde se define como un sistema de actividades económicas relacionadas con la producción, distribución y consumos de bienes y servicios que resulta en mejoras del bienestar humano en el largo plazo, sin comprometer a las generaciones futuras a riesgos medioambientales y escasez ecológicas significativas.

Este concepto de economía verde se relaciona con el de “economía ecológica” (“green economy”) lo que ha supuesto un incremento del precio de los combustibles renovables, del precio de los alimentos y del de las materias primas, sin que a nivel político se haya dimensionado el tema, sin haber generado soluciones alternativas para alimentar a una población estimada en ese 2050 de 9.000 millones de personas. ¡Houston, tenemos un problema¡ Me uno al comunicado de ANPROGAPOR editado la semana pasada por su director, quien bien conoce el problema por su labor diaria, así como por sus orígenes en el campo segoviano, sumándome al malestar del sector agrario y a quien, con respeto y admiración dedico esta columna. Miguel Ángel Higuera Pascual, adelante y felicidades por tu trabajo.

La Agricultura es el conjunto de técnicas y conocimientos relativos al cultivo de la tierra cuya actividad tiene como fin el obtener productos destinados al uso humano y alimento de los animales. Echo de menos que no se haga referencia al término campesinos, personas que viven y trabajan de forma habitual en el campo, cuyos sinónimos son agricultor y labrador. Bien sabemos cómo la agricultura y ganadería son las dos actividades que fijan población en el campo evitando el abandono del medio rural y generando riqueza en la España vaciada.

Cuando el biólogo británico, biólogo agrícola y experto en bienestar animal, el profesor Colin Spedding les preguntaba a sus alumnos de la University of London ¿Qué es la Agricultura? llegaban a la conclusión, después de mucho razonar y pensar, que es la actividad llevada a cabo por el ser humano que a través de cultivar la tierra produce alimentos para la población humana, por lo que sin el papel del hombre no existiría la agricultura, siendo probablemente verídico decir que, sin la agricultura no existiría el hombre, al menos en el nivel de civilización que conocemos hoy en día.

La producción pecuaria como proceso que convierte los recursos (terrenos, animales, inversión) mediante su conversión por el control del hombre en productos (leche, huevos, carne, lana) para el mercado (consumo y venta) es precisa para satisfacer los deseos y necesidades de los consumidores, que somos todos. Hay una broma, que corre de texto en texto agrícola, que hace referencia a una conversación entre un sacerdote y el jardinero que cuidaba el patio de la parroquia. El párroco le decía: “Felicidades Jaimito, con la ayuda de Dios has hecho de estos jardines una belleza”. El joven le respondió: “¿viniste a verlos cuando les cuidaba Él solo?” Ya saben aquel dicho ganadero de que “al ojo del dueño engorda al caballo”.

Son numerosas las críticas a la economía verde desde muy diferentes sectores y especialistas como Sabit Diyar (2014) que afirma que dicho término es inapropiado, equívoco tanto a nivel científico como filosófico con el que no se logrará el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza. Marvin Montefrio y Wolfram Dressler (2016) consideran que el concepto se construyó a partir de ambigüedades, que contrariamente a sus fines permitirá legitimar la apertura de mercados, crear más tensión con la diversidad ecológica y cultural del planeta y de la humanidad. Es por ello por lo que creo más en el concepto de “Campo BEA” que, de campo verde, partiendo del uso científico del término BEA como una noción multifactorial y dinámica de cualquier proceso técnico y/o productivo, muy utilizado en pruebas en granjas experimentales para valorar todas las variables que intervienen en las pruebas, como bien se mencionó la semana pasada en las jornadas de investigación porcina del INRA – IFIP de Francia.

Bien estoy familiarizado con esa otra acepción de BEA en dos campos: el de Beca Excelencia Académica y la simplificación del nombre de Beatriz, que bien me agradan. No lo confundamos con el término utilizado por los jóvenes millennials “es mi bae” que viene de “Before anyone else” (antes que nadie) que se refiere a alguien al que se le tiene mucho cariño. En mi caso ambos términos se fusionan en lo particular y con el campo en lo profesional. El eminente neurocientífico argentino Rodrigo Quian Quiroga especializado en los mecanismos neuronales de la memoria, quien descubrió las llamadas “neuronas de concepto” o “neuronas de Jennifer Aniston”, células nerviosas del hipocampo que hacen referencia a que el ser humano recuerda muy poca información, haciendo una construcción en base a ello, lo que determina falsas memorias. Considera que la inteligencia humana está basada en extraer lo que es esencial, dejar de lado los detalles y pensar sobre los pensamientos.

Este nivel de abstracción es exclusivo de humanos, al tiempo que menciona como vivimos en el dualismo cartesiano de diferenciar mente y cerebro que él considera uno, al tiempo que deja caer que la inteligencia artificial está lejísimos de la inteligencia natural. Dicen que Paul McCartney soñó con el tema Yesterday y lo escribió nada más despertarse, lo que quizás explique que algunos sueñen con Jennifer Aniston, para lo cual no creo que haga falta tener muchas neuronas. Creo entrever de donde vienen las lagunas de conocimiento y de la memoria de lo que es el campo de algunos que tanto hablan del mismo teniendo, más que neuronas en el hipocampo, hiponeuronas sobre el campo. No son pocos los que van de la ciudad al campo a pasar el fin de semana como el que va a un parque de atracciones, si estando muy familiarizados con el Campus virtual y sin saber ni siquiera que existen los camposantos. Bueno sería que su hipocampo se colme del conocimiento de muchos campesinos.

“La Agricultura se ve fácil cuando el arado es un lápiz y se está a mil millas del campo de maíz”
– Dwight D. Eisenhower (1890-1969) 34º presidente de USA

Artículo publicado en “Los Porcicultores y su Entorno Marzo Abril 2024

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