Carne cultivada: encantado de conocerla.

Carlos Buxadé Carbó

Aunque me ha ido costando, en estos últimos años, muchas críticas y algunos disgustos, siempre he defendido el principio de que, al igual que “no es posible poner puertas al campo”, tampoco lo es el “poner freno al desarrollo tecnológico” (bien es cierto que, tanto para lo bueno, como para lo menos bueno). Y es precisamente, en este ámbito del desarrollo tecnológico, donde debe ubicarse, nos guste más o nos guste menos, la denominada “carne cultivada” (incluyo, en este capítulo, el “pescado cultivado”, el “marisco cultivado”, la “leche cultivada”, etc.).

Consecuentemente esta es una temática que, por mucho que algunos “iluminados” quieran ponerle palos a las ruedas, seguirá avanzando y lo hará, poco a poco, adquiriendo mayor velocidad (no se olvide que, detrás de este desarrollo tecnológico, hay mucho dinero, por razones, con una visión a medio plazo, de mercadotecnia y de mercadeo internacionales). Bien es cierto que, al día de hoy, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria se sigue mostrando muy prudente frente a este tipo de carne (que también se llama “carne sintética”, carne “in vidrio”, etc.) en lo que se refiere a su sostenibilidad y a una posible contaminación de las células.

Aunque ya he escrito varias veces con anterioridad sobre esta cuestión me permito recordar brevemente aquí, que esta carne cultivada se fundamenta en la réplica acelerada, dirigida y complementada, de unas células madre, “especializadas en tejido muscular”. Estas células, en sus orígenes, han procedido de un animal vivo al que no es necesario sacrificar (por lo tanto, el “no sacrifico de animales de renta”, para generar la “carne cultivada”, es un argumento comercial de una gran potencia, especialmente en el Primer Mundo).

En este marco comentaba no hace mucho a mis alumnos que el primer establecimiento en el mundo que puso oficialmente en su carta de restaurante la “carne cultivada” (generada por la empresa californiana Eat Just, Inc.) fue el Huber’s Butchery and Bistro en Singapur (aunque bien es cierto que, con anterioridad, algunos establecimientos, por ejemplo, de Israel o de EE.UU. ya habían hecho ofertas puntuales de la misma). Ahora, se ha dado un paso más en la dirección mencionada.

Así, en el restaurante China Chilcano ubicado en Washington y que el chef español don José Ramón Andrés Puerta, popularmente conocido como José Andrés, regenta desde el año 2015, ha servido, por primera vez y de forma oficial, un plato de “carne de pollo cultivada”, que se ha bautizado con el nombre de “Anticuchos de pollo”. Se trata de “pollo cultivado” marinado con salsa anticucho, papas nativas y chimichurri de ají amarillo y se podrá degustar semanalmente dentro de un par de semanas precisamente en China Chilcano (concretamente desde el próximo día 25 de julio se podrá hacer reserva de mesa, en el restaurante de don José Andrés, para poder degustar el plato mencionado, aunque en cantidades limitadas en una primera fase, a partir de la última semana de julio).

Este “pollo cultivado” procede de la empresa GOOD Meat, la división de “carne cultivada” de la empresa tecnológica de alimentos Eat Just Inc. La misma ya había recibido, unas semanas antes, la aprobación regulatoria completa, obligatoria en Estados Unidos, lo que le ha otorgado a esta empresa vía libre para vender su “pollo cultivado” a los consumidores estadounidenses.

Y no se olvide aquí que en una encuesta llevada a cabo por la empresa tecnológica del ámbito alimentario, SuperMeat, a través de la consultora Censuswide, puso de manifiesto que el 86 por 100 de los chefs y profesionales de la alimentación estadounidenses consultados (251) se mostraron interesados (y de ellos un 22 por 100 muy interesados) en aportar a sus clientes carnes, pescados o mariscos cultivados. Si los precios fueran similares, el 84 por 100 de los encuestados consideraría seriamente la posibilidad de sustituir la carne natural de sus cartas de restaurante por la carne cultivada; un 77 por 100 estaría dispuesto a asumir un precio ligeramente superior de la carne cultivada en relación con la carne natural y un 66 por 100 estaría dispuesto a pagar hasta un 15 por 100 más por la carne cultivada.

En general, para las personas de avanzada edad (como es mi caso) no va a ser sencillo, sino todo lo contrario, pasar a consumir, con regularidad, este tipo de carnes cultivadas, pero para las personas actualmente de segunda y de tercera edad será algo tan natural como la utilización cotidiana de la IA o las relaciones digitales. Me gustaría mucho, dentro de media docena de años (hay que ser optimista), tener la oportunidad de escribir una segunda parte de esta nota; seguro que resultaría sumamente interesante.

Artículo publicado en “Los Avicultores y su Entorno Agosto Septiembre 2023

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