Huevo y seguridad alimentaria

La producción de huevos, el primer eslabón de la cadena, es clave para su seguridad. En los últimos años ha mejorado mucho la sanidad de las gallinas ponedoras en las granjas. Los avicultores, junto a los veterinarios, los nutricionistas y las administraciones, trabajan cada día para garantizar que los huevos que consumimos, frescos o en forma de ovoproductos, son seguros. Desde las pollitas de un día que más tarde serán ponedoras, hasta el huevo envasado que llega a nuestra mesa, se aplican medidas de control del riesgo con la supervisión las autoridades sanitarias.

La bioseguridad en la granja

La prevención es la primera regla de la sanidad animal. La bioseguridad es un conjunto de medidas que previenen la entrada de agentes contaminantes en la granja que pueden afectar a las gallinas o a los huevos. La situación y accesos del gallinero, los materiales de construcción, el mantenimiento y la limpieza, el control de plagas, el manejo del pienso y del agua de bebida y la entrada y salida de animales y visitas en las granjas se rigen por unas buenas prácticas que evitan o reducen los riesgos sanitarios.

Sanidad animal, objetivo no 1

El manejo de las gallinas en las granjas modernas se dirige mantener su bienestar y sanidad.

La alimentación y el agua están sanitariamente ventilación, la iluminación se mantienen en el rango óptimo de confort de las aves, y hay sistemas automáticos que avisan de cualquier cambio relevante. Las gallinas se vacunan para prevenir que sufran enfermedades, la salmonelosis entre ellas. Así se consigue que las aves estén sanas, y que con una alimentación y cuidados adecuados, pongan huevos seguros para su consumo.

El veterinario, garantía de control Reducción de salmonelosis en la UE

Las granjas de gallinas ponedoras comerciales están registradas por las autoridades sanitarias (lo que implica la autorización para vender huevos de consumo). Uno de los requisitos obligatorios es contar con un veterinario que se encarga de la supervisión de la sanidad de las aves. Es el responsable de aplicar los programas oficiales de control de enfermedades, como por ejemplo, el de control de la salmonela.

El veterinario vigila la aplicación de las medidas de bioseguridad y sanitarias, los datos de producción y el comportamiento de las aves. Toma las muestras que permiten controlar y diagnosticar enfermedades, dirige las vacunaciones y en su caso, los tratamientos, respetando las normas sobre uso de medicamentos veterinarios (únicamente se emplean los autorizados por la Agencia Española del Medicamento, con receta del veterinario, y se apuntan en el libro oficial de tratamientos). Las buenas prácticas de higiene en granjas incluyen estos puntos.

Los veterinarios oficial e de la Administración visitan periódicamente las granjas y comprueban que se cumplen las obligaciones en materia de sanidad animal y seguridad alimentaria. También toman muestras para confirmar la ausencia de salmonela y revisan que se aplican las medidas de bioseguridad y las buenas prácticas de higiene, que se realizan los controles sanitarios y se mantienen los registros de las actuaciones (certificados, análisis de muestras, vacunaciones, etc.). Avisa también de los fallos, que deben solucionarse con rapidez. No cumplir las obligaciones sanitarias conlleva sanciones que llegan hasta la retirada de la autorización de la granja que no cumpla (es decir, a la prohibición de vender los huevos).

Reducción de salmonelosis en la UE

Las granjas de gallinas ponedoras comerciales están registradas por las autoridades sanitarias (lo que implica la autorización para vender huevos de consumo). Uno de los requisitos obligatorios es contar con un veterinario que se encarga de la supervisión de la sanidad de las aves. Es el responsable de aplicar los programas oficiales de control de enfermedades, como por ejemplo, el de control de la salmonela.

El veterinario vigila la aplicación de las medidas de bioseguridad y sanitarias, los datos de producción y el comportamiento de las aves. Toma las muestras que permiten controlar y diagnosticar enfermedades, dirige las vacunaciones y en su caso, los tratamientos, respetando las normas sobre uso de medicamentos veterinarios (únicamente se emplean los autorizados por la Agencia Española del Medicamento, con receta del veterinario, y se apuntan en el libro oficial de tratamientos). Las buenas prácticas de higiene en granjas incluyen estos puntos.

Para reducir los casos de salmonelosis en humanos, la Unión Europea aplica una política de control de la salmonela en los animales de producción, los piensos y los alimentos. En el sector del huevo las medidas han logrado disminuir significativamente la presencia de salmonela en las granjas de ponedoras. En España la mejora en la sanidad de las gallinas en los últimos años va pareja al descenso de los casos de toxiinfecciones alimentarias en humanos, prueba del éxito del programa.

Mantener la seguridad del huevo es responsabilidad de todos los operadores de la cadena desde la producción hasta su consumo. Quien compra, almacena y cocina debe manejar higiénicamente el huevo y los alimentos que lo contienen para prevenir la contaminación.

Fuente: huevo.org.es

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