Staff BM Editores
De acuerdo a algunos estudios y análisis económicos la industria pecuaria en México involucra a casi 7 millones de personas, quienes se dedican tanto a la producción de carne y leche, como a las actividades dedicadas a la porcicultura, avicultura, ovinocultura, caprinocultura, apicultura, especies menores, equinos y animales de espectáculos.
Con el inicio de la “ganadería contemporánea” en México, se establece una forma diferente de impulsar el desarrollo en una época en que se requería la articulación del esfuerzo de todos los actores de este sector.
Hoy, y luego de enfrentar la aparición de la fiebre aftosa en los 40’s, y de varios brotes epidémicos en diversas especies, ochenta y cinco años después tenemos una ganadería que lo mismo ha superado contingencias sanitarias, económicas o de otra índole, que ha transitado a la competitividad en los mercados globales, muchas veces en condiciones adversas.
Pasamos también de abastecer la mayor parte de la demanda de un país de 126 millones al que tenemos hoy, con cadenas productivas que han evolucionado bajo el rigor de estos retos.
La ganadería mexicana actualmente, conforme al Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) para el cierre del 2019, el sector produjo 22’316,937 toneladas de bienes como carne de bovino, porcino, ave, miel y litros de leche, siendo esta cifra casi 3% por encima del 2018.
En él hay productos con balanzas comerciales superavitarias como la de carne de bovino y miel con saldos de 654 y 66 millones de dólares respectivamente, no obstante existen más de 10 productos pecuarios con un valor de exportación de 2,454 millones de dólares: Ganado en pie, miel, leche, mantequilla, sueros, entre otros.
Cabe destacar, que el sector pecuario registró en el tercer trimestre del 2019, un 3.3% de incremento en su valor de producción.
Hoy, hay que decirlo, todos estos logros han sido posibles con la organización de los productores, los que se han diversificado, a través de la creación de organismos que comparten la misma visión y principios, respecto a privilegiar de manera inicial la colaboración y coordinación para optimizar trabajo y recursos.
Es así, que en estos años se han consolidado el Consejo Nacional Agropecuario, el Consejo Mexicano de la Carne, la Cámara Nacional de Industriales de la Leche, el Organismo de la Unidad Nacional de Ovinocultores, el Consejo Nacional de Recursos Genéticos Pecuarios, la Organización de Porcicultores del País, la Confederación de Porcicultores Mexicanos, la Asociación de Engordadores de Ganado Bovino de México, la Asociación Nacional de Establecimientos TIF, el Gremio de Productores Lecheros de la República Mexicana, el Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados y de la Nutrición Animal y la Asociación de Secretario de Desarrollo Agropecuario, entre otros.
Estos organismos, hay que decirlo, han sido importantes para el apuntalamiento del sector pecuario, quienes aportan con conocimiento y profesionalismo nuestras actividades, como los son el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, la Federación de Médicos Veterinarios y las Facultades de Medicina Veterinaria y Zootecnia de varias Universidades, entre muchos otros a lo largo y ancho del país.
