Alejandro Romero Herrera.
Director General Geolife Swiss.
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En la medida que la aldea global se hace más pequeña más alertas debemos estar ante las situaciones de reto. La economía global está atravesando un traspié debido al COVID-19 en el cual los países del continente Americano están tomando medidas a tiempo a diferencia del Europeo donde el problema se ha complicado. Gracias a las medidas preventivas se espera que en un máximo de 17 semanas el virus sea controlado y contenido.
Es importante aprender de esta experiencia y transpolar los aprendizajes a las granjas de producción pecuaria. Si bien es cierto que las granjas no permiten entrada a sus instalaciones de personas extrañas, usan arcos sanitarios, exigen que los trabajadores se bañen y cambien de ropa a la entrada y salida, constantemente usan desinfectantes y antibacteriales, tapetes a la entrada de las casetas y anudado a esto se usan antibióticos en el alimento y el agua de bebida para evitar que los animales se enfermen, son los aspectos básicos a considerar como prácticas de bioseguridad en una granja.
Sin embargo, aún hay aspectos importantes para asegurar un ambiente ideal para evitar altas tasas de morbilidad y mortalidad. Hay que reflexionar cómo es el ciclo de crecimiento de microrganismos en donde una vez aplicados los agentes biocidas, son los indeseables oportunistas los que colonizan el espacio, desplazando a los microorganismos útiles cayendo entonces en un circulo vicioso en donde constantemente se dependerá de este tipo de productos (biocidas) logrando soluciones temporales y no de raíz.
Pensemos qué tan saludable puede ser un medio ambiente en donde usamos productos que eliminan todo tipo de vida a nivel microbiano. Vale la pena recordar que los microorganismos fueron los primeros seres vivos en la tierra y que gracias a estos seres es que hoy hay vida en el planeta. Lo que se debe considerar es cómo cuidar a los microorganismos útiles y que éstos de manera natural colonicen el espacio y desplacen a los indeseables de tal manera que se reduzca la incidencia de enfermedades de los animales.
De igual manera se debe dar un manejo adecuado a las excretas ya que un mal manejo de éstas puede causar problemas de salud dado por la generación de gases nocivos como el amoniaco, sulfhídricos y mercaptanos, proliferación de bacterias indeseables y vehículo para la aparición de moscas. Así mismo dar un correcto tratamiento a las mortalidades ya que éstas además de generar agentes como los antes mencionados, también atraen vectores de contaminación como lo son perros y zopilotes, entre otros carroñeros.
Ahora bien, es claro que en varias zonas del país se encuentra condensado un alto numero de granjas compartiendo zonas geográficas y es ahí cuando la situación se pone más compleja ya que no hace mucho sentido que una granja esté haciendo la cosas bien mientras el resto sigue con las mismas prácticas generando la misma cantidad de problemas. Es importante estandarizar las estrategias con el fin de lograr un resultado integral.
Se debe hacer entonces una auditoría detallada de cuáles son los puntos críticos que requieren atención. De igual manera, diseñar indicadores de gestión para medir la efectividad que se está logrando con las medidas adoptadas y así mismo tener una referencia para comparar en el momento que se requiera hacer un cambio en la estrategia y así tener bases reales para tomar la decisión de elegir el plan que va a traer resultados satisfactorios.
Es entonces cuando los programas de sustentabilidad vienen a cobrar relevancia en donde una vez se logre ofrecer un entorno ambiental ideal para los animales se logrará disminuir drásticamente las tasas de morbilidad y mortalidad e incluso incrementar la productividad y el rendimiento, además de generación de ahorros representativos para poder obtener mejores utilidades y agro empresas más competitivas.c
Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entorno Marzo-Abril 2020
