Carne convencional y orgánica generan la misma cantidad de GEI

Redacción BM Editores

Contrario a lo que se ha difundido ampliamente en los últimos años, realmente hay poca diferencia en las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) entre la producción de carne convencional y la que se cultiva de manera orgánica, coincidieron tres investigadores que publicaron los resultados de sus estudios en la revista Nature Communications

Maximilian Pieper, Amelie Michalke y Tobias Gaugler, al presentar los resultados de sus investigaciones, confirmaron que la producción de carnes orgánicas, es decir, sin procesos industriales como uso de fertilizantes u hormonas, genera similares cantidades de gases de efecto invernadero que el proceso de producción de carne convencional.

En los últimos años y a medida que el calentamiento global empeora las condiciones de habitabilidad del planeta, la ciencia trata de comprender mejor las fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero y sus consecuencias para la vida humana en el planeta.

Para la realización de sus estudios, Amelie Michalke, Maximilian Pieper y Tobias Gaugler, clasificaron los productos alimenticios en tres categorías principales: producción de carne que se obtiene mediante procesos convencionales, producción de carne orgánica y producción de alimentos a base de plantas.

Los investigadores tomaron también en cuenta para sus conclusiones las emisiones producidas durante las diferentes etapas del proceso de producción, como las producidas durante el cultivo y procesamiento de alimentos y fertilizantes, por ejemplo, y el metano liberado por los animales y la generación de su estiércol.

Con esos indicadores, los datos revelaron poca diferencia en las emisiones de gases de efecto invernadero de la producción de carne convencional y la que se cultiva orgánicamente.

Un resultado interesante fue el que descubrieron que las reducciones de emisiones de los animales cultivados orgánicamente a menudo se compensaban con aumentos en la liberación de metano debido a tasas de crecimiento más lentas y la necesidad de criar más animales, ya que los animales alimentados orgánicamente tienden a producir menos carne.

Paralelamente encontraron que los pollos cultivados orgánicamente producían un poco más de emisiones que los cultivados convencionalmente y que la carne de cerdo orgánica producía menos emisiones que la carne de cerdo convencional.

Los investigadores proponen como una alternativa a estos resultados, la necesidad de que se apliquen impuestos a la carne que reflejen el costo y el impacto ambiental por su producción.

Calcularon que un impuesto de este tipo para la carne convencional aumentaría su precio en aproximadamente un 40%, mientras que la carne orgánica vería un aumento de precio de sólo un 25%. Es preciso señalar que la carne orgánica ya es más cara que la carne regular.

Finalmente, los especialistas señalaron que los precios de los productos relacionados con animales, como el queso o la leche también subirían.

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