Redacción BM Editores.
Una verdadera conmoción en el Reino Unido provocó la ejecución de la alpaca Gerónimo, a fin de evitar un probable riesgo de tuberculosis bovina.
Luego de que el ministerio británico del Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido (DEFRA), diera a conocer la ejecución, y tras un litigio de cerca de cuatro años, que permitió con un permiso judicial llevárselo de las instalaciones en las que se encontraba, al oeste de Inglaterra, las protestas no se hicieron esperar, generadas por un revuelo mediático y entre otras razones por la sensibilidad que provoca esta especie animal en el ser humano y la cual es originaria del Perú.
Pero más allá de esto, una noticia sensibilizó más a la sociedad británica a favor de Gerónimo, pues un grupo de investigadores chilenos halló el año pasado un anticuerpo en las alpacas contra el COVID-19, investigación que podría servir para entender las bondades de esta especie animal y que con su contribución podría ayudar a combatir las variantes brasileña, británica y sudafricana del coronavirus.
La investigación chilena fue dada a conocer por la Universidad Austral de Chile (UACh), centro del que proceden los investigadores, los que llevan esta labor adelante en colaboración con científicos australianos y europeos.
Pero volviendo a Gerónimo, la granjera Helen Macdonald -que ha retransmitido en directo el trágico final para denunciar el caso- importó al ejemplar de la alpaca al Reino Unido desde Nueva Zelanda en 2017, tras haber dado negativo cuatro veces en tuberculosis bovina.
Una vez en la isla, Macdonald lo sometió a un nuevo test voluntario en el que dio positivo, resultado que se repitió en otro test en noviembre de 2017. Esto llevó a la orden de ejecución del animal, que permaneció en cuarentena desde entonces.
Su dueña apeló la decisión en los tribunales en una larga batalla legal por un valor de más de 80 mil libras, más de 94 mil 350 euros, defendiendo que los test a los que fue sometida la alpaca eran inexactos y arrojaban “falsos positivos”, por lo que no había evidencia suficiente para acabar con su vida.
Utilizado en toros bravos, el porcentaje de exactitud de este tipo de prueba es de más del 99%, con un 0.34% de posibilidades de arrojar un falso positivo, según DEFRA.
A comienzos de mes, Macdonald perdió el caso, que se mediatizó y movilizó a decenas de personas a favor del bienestar animal que se manifestaron a favor de Gerónimo e incluso recogieron más de 100 mil firmas para evitar la muerte del animal.
En un comunicado, la directora veterinaria de DEFRA, Christine Middlemiss, aseguró que “nadie quiere sacrificar a los animales infectados si se puede evitar, pero debemos seguir la evidencia científica y sacrificar a los animales que han dado positivo para minimizar la propagación de esta insidiosa enfermedad”.
La tuberculosis bovina es una enfermedad infecciosa presente en el ganado y otros mamíferos, y uno de los mayores retos de Inglaterra en salud animal.
En 2020, más de 27 mil cabezas de ganado fueron sacrificadas para evitar su transmisión, dejando impactos económicos en las comunidades rurales de más de 100 mil millones de libras esterlinas, 116.4 millones de euros al año.
