Nueve Normas “Claves”
La correcta limpieza de las vacas tiene un gran impacto sobre la salud de la ubre y es determinante en la calidad de la leche.
La mayor contaminación se produce fuera de la sala de ordeño.
La contaminación de la ubre con patógenos ambientales ocurre fundamentalmente fuera de la sala de ordeño. El ambiente en el que viven los animales está muy relacionado con la calidad de la leche, por lo que es importante una buena limpieza y desinfección periódica de las camas de los animales a fin de que estén lo más secas posible.
Igualmente hay que evitar que los corrales se encuentren superpoblados y procurar que tengan un buen drenaje. El material de cama y su limpieza tiene un impacto muy grande sobre la salud de la ubre, el recuento de células somáticas y la calidad de la leche, ya que el contacto entre los pezones y las zonas de descanso sucias aumentarán la probabilidad de que las bacterias entren en la ubre.
Camas con alto contenido de materia orgánica y humedad favorecen el crecimiento bacteriano, por lo que hay que utilizar materiales de cama económicos y compatibles con el sistema de manejo de estiércol de la granja. El tipo de bacterias encontradas en el tanque de leche suelen estar muy relacionadas con el tipo de bacterias ambientales que se encuentran en las camas. Una buena limpieza y manejo de la cama reducirá la contaminación microbiana de las puntas de los pezones, la posibilidad de infección bacteriana de la ubre y, por tanto, la incidencia de mamitis ambiental.
Limpieza e higiene animal
El grado de limpieza de los animales, especialmente en la parte inferior de las patas traseras y de la ubre, refleja el nivel de limpieza general de la explotación e influye en la calidad de leche. Un estudio holandés demostró que granjas que producían leche de buena calidad (RCS menor a 150.000, en vacuno) tenían cuatro veces menos vacas secas con ubres sucias. Cuando la ubre y la parte inferior de las patas traseras están muy sucias, un gran número de patógenos que causan mastitis ambiental tienen oportunidad de colonizar los pezones e infectar la ubre.
Rutina de ordeño
Las personas encargadas del ordeño deben seguir siempre la misma rutina de ordeño para minimizar la incidencia de mamitis ambiental y contagiosa. Los siguientes puntos de higiene ayudarán a mejorar o mantener una buena calidad de leche y a ordeñar pezones limpios, secos y bien estimulados:
- Arrear a los animales de los corrales a la sala de ordeño con tranquilidad y con una velocidad constante, porque cuando se estresan defecan más, afectando a la higiene en la sala de ordeño.
- Utilizar guantes en el momento del ordeño. Lavarlos o cambiarlos cuando se ensucian evita muchos contagios.
- En el caso de las vacas, si entran limpias a la sala de ordeño, la eficacia del presellador será mayor. En caso de que las ubres estén muy sucias, es necesario limpiar los pezones en seco antes de aplicar el presellador. No se recomienda usar agua en el momento del ordeño, ya que el agua ayuda a transportar las bacterias a la punta del pezón. Si se usa agua, hay que secar muy bien los pezones antes de empezar el ordeño.
- Presellar los pezones antes del ordeño con un buen germicida. Dejarlo actuar al menos 30 segundos ayudará a disminuir la colonización bacteriana del pezón antes de colocar la máquina de ordeño.
- En bovino hay que despuntar los 2 o 3 primeros chorros del ordeño, que tienen una concentración más alta de bacterias, ayuda a la detección temprana de casos de mamitis clínica y previene la contaminación de vaca a vaca. Así mismo el despunte favorece la bajada de la leche en la fase inicial del ordeño. Hay que evitar despuntar sobre las manos o sobre las toallas para evitar contaminación de vaca a vaca.
- Utilizar toallas individuales limpias y secas (de tela o papel) para secar los pezones.
- Hay que prestar mucha atención a la limpieza de la punta del pezón antes de colocar la máquina de ordeño. Todo lo que está sobre la punta del pezón pasa a la leche cuando se colocan las pezoneras.
- Después del ordeño, los pezones están cubiertos de leche, siendo éste el ambiente ideal para el crecimiento bacteriano. Sellar los pezones después del ordeño es imprescindible para minimizar el crecimiento bacteriano y prevenir mamitis.
- Se recomienda examinar los filtros de leche después de cada ordeño. Filtros de leche sucios suelen indicar camas sucias, pezones sucios, o una rutina inadecuada de ordeño. Filtros con grumos blancos pueden indicar que se está ordeñando a vacas con mamitis o que las técnicas de despunte son incorrectas o no existen.
La mayoría de la contaminación de los pezones con patógenos ambientales ocurre fuera de la sala de ordeño.
Mantenimiento del sistema de ordeño
Las máquinas de ordeño deben funcionar correctamente. Es fundamental realizar un adecuado mantenimiento preventivo del sistema de ordeño. Niveles incorrectos de vacío pueden causar lesiones en la punta del pezón, lo cual permite a bacterias acceder al conducto del pezón, causando mamitis al establecerse en la glándula mamaria. También es muy importante limpiar y desinfectar todos los equipos de ordeño después de cada turno. La leche forma una capa de proteína y grasa que es difícil de limpiar si se deja secar. Además, hay un mayor riesgo de contaminación de animal a animal si no se limpia correctamente el equipo después del ordeño.
Hay que seguir un protocolo bien definido de temperaturas y detergentes para asegurar una limpieza adecuada. Como la goma es porosa, las pezoneras de las máquinas de ordeño pueden ser contaminadas por varios tipos de bacterias. Para limpiarlas, se usa un detergente alcalino que elimina los depósitos de grasa y proteína, alternando con un lavado con ácido para eliminar los residuos de minerales (“piedra de la leche”).
La mejor defensa contra la mamitis es una higiene estricta antes y después del ordeño. Mantener corrales y camas limpias y secas para tener limpios a los animales, seguir una adecuada rutina de ordeño y tener un sistema de maquinaria limpio y en buen estado ayudarán a conseguir una buena calidad de leche. Recuerde que siempre es mejor prevenir que curar.
Artículo publicado en Entorno Ganadero