Mitos sobre la industria lechera

MVZ PH.D. Nicolás Arias V.

Cuando comento que me dedico a dar asesoría a productores de leche y que mis interlocutores no tienen nada que ver con los agronegocios, especialmente con la producción de proteína animal y con la producción de leche; automáticamente me bombardean con preguntas y aseveraciones sobre: cómo somos la única especie que consume leche muchos años después de haber terminado la etapa de la vida en la que la necesitamos; que si la leche es todo eso malo que alguien estigmatizó por algún interés que todavía no descifro; que si les hace mal tomar leche aún sin saber si son intolerantes a la lactosa; que el “maltrato animal” al que sometemos las vacas y a sus terneros, y sobre la cantidad de supuestas hormonas que le inyectamos al ganado; es entonces cuando digo “¡Señor dame paciencia porque si pido fuerzas, capaz que los agarro a cachetadas!”, y es que, caigo en cuenta de que la industria lechera no ha educado a la población en general ni a los promotores de la salud, léase doctores y nutriólogos, sobre los beneficios del consumo de esta proteína y de allí tanta desinformación al respecto. Así que, vuelvo a respirar un poco.

Mitos sobre la industria lechera Mitos sobre industria lechera1Comencemos aclarando todos esos comentarios que se repiten: no somos la única especie que ordeña a otra especie. Hoy sabemos que una especie de hormiga, tiene rebaños de pulgones a los que ordeñan y protegen de depredadores como son las catarinas, esto tiene un beneficio mutuo, pues los pulgones son protegidos y las hormigas obtienen una fuente de carbohidratos que producen los pulgones y que es equiparable con la relación de los humanos con las vacas: las alimentamos, las protegemos, les proveemos programas de salud y ellas a cambio nos dan la leche que producen, y sí, ya sé que hay quienes van a decir, “¡pero la leche que producen es para su ternero!” Antes de que salten a este argumento, es importante mencionar que gracias al avance genético y a las buenas prácticas de manejo y bienestar animal, hoy en día una vaca promedio puede llegar perfectamente a producir 60 litros de leche en un día, que es cinco veces más de lo que se toma su ternero, así que, no le quitamos leche al ternero solamente la compartimos.

Sobre la estigmatización de que la leche es como dicen literalmente “un montón de pus”, tengo que decirles con toda honestidad que no tienen idea de las exigencias de inocuidad y sanidad con la que las plantas pasteurizadoras piden a los productores de leche para comprarles su producto; existe un límite de bacterias que son permitidas, aunque esa leche vaya a ser pasteurizada después.

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Otra medida de exigencia es lo que se conoce como conteo de células somáticas, que son básicamente células de defensa que en su mayoría están en la ubre de la vaca y son el mecanismo con el cual se defiende de infecciones; el requisito de la planta pasteurizadora es que esta cuenta sea extraordinariamente baja porque si esta cantidad de células de defensa es alta, altera la vida de anaquel del producto terminado, lo que pone en riesgo la economía de la planta pasteurizadora, además de que si esta cuenta de células somáticas es alta en la vaca, reduce la producción de leche, lo que también se traduce en pérdida económica para el productor de leche. Por lo tanto, a ambas partes les conviene que la vaca esté sana.

Ahora, sobre el uso de hormonas en las vacas, efectivamente se utilizan para poder dirigir la reproducción asistida en las vacas. Hoy en día, una vaca tiene en promedio un parto cada 14 meses, lo cual sería igual si ella viviera en un estado salvaje porque es la forma natural de mantener la población de un rebaño. Las hormonas que se utilizan en las vacas tienen una vida media de minutos dentro de la vaca y son destruidas y, por ende, no son eliminadas por la leche.

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Otra hormona que se llega a utilizar, es la hormona del crecimiento, la cual es específica de especie y no se elimina en leche y si se eliminara no tendría efecto alguno en los humanos, de hecho, tendría que mencionar que la diferencia entre una vaca baja productora y una vaca alta productora en igualdad de circunstancias es la cantidad de esta hormona que secreta cada una de ellas. Después, lo que se hace con la aplicación de esta hormona es convertir vacas de mediana o baja producción en mejores productoras. Toda esta discusión sobre las hormonas ha sido causa de múltiples moretones en mis espinillas provocados por las patadas dadas por mi esposa cuando incluso los doctores dicen que la leche está llena de hormonas e intento corregirlos iniciando una discusión que puede volverse incómoda.

Es entonces que veo un área de oportunidad muy grande para que la industria lechera promueva más los beneficios del consumo de leche, así como de sus derivados. Tal como se ha demostrado, las personas que consumen los productos antes mencionados, reducen el riesgo de padecer cáncer de colon en un 25%; la población que es intolerante a la lactosa no pasa de un 12%; que, contrario a lo que dicen muchos nutriólogos, las personas que consumen leche y sus derivados no tienen riesgos de subir el colesterol sanguíneo; que la elevación de este colesterol no es debido a lo que comen sino que lo producen, lo cual sucede por el consumo de carbohidratos, así como el consumo de estos productos lácteos que se asocia con un promedio del 18% al 20%, un riesgo mucho menor de padecer problemas cardiovasculares que en aquellos individuos que están en una dieta hipocalórica y en la que se contemplan productos lácteos que reducen un 10% más que las dietas que no los contienen.

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También destruir el mito de que el consumo de leche y diabetes adquirida, que por lo contrario reduce en un 70% la probabilidad de padecer diabetes tipo 2; que hasta la fecha no hay relación entre padecer asma y consumo de leche con evidencia científica; que solamente hay evidencia que solo un 4.5% de los niños han desarrollado alergias a la leche y en adultos es solamente del 0.5%, ocasionado por la proteína de la leche.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un mínimo de 3-4 raciones en niños, adultos de edad avanzada y mujeres embarazadas, y de 2-3 raciones en adultos donde una ración corresponde a 1 vaso de leche, o 2 yogures o 30 gramos de queso. El consumo de leche y sus derivados en promedio nacional está por debajo de estas recomendaciones; si por razones de alergias o intolerancia a la lactosa decide eliminar estos productos debe consultar a un nutricionista, se puede tener el aporte de calcio por otros medios pero requiere de una dieta muy estricta.

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Es importante derrumbar los mitos anteriormente expuestos, la leche es un alimento completo de origen natural que cuenta con evidencia científica y que nos muestra sus efectos positivos para la prevención de enfermedades, por lo que debe estar presente en la dieta de todos.

Artículo publicado en “Entorno Ganadero Abril Mayo2024

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